MI NORTE MIRA AL SUR
Marta Mantecón
Josefa Periañez nace en 1919 en Olvera, un pueblo de la Sierra de Cádiz. Su infancia transcurre en Jerez de la Frontera, pero a causa de un desafortunado incidente familiar, su madre se ve obligada a marchar y ambas se trasladan a Chiclana y luego a Málaga, trabajando como servicio doméstico en diferentes cortijos. En 1936 se instalan en Algeciras y Ceuta, donde Josefa se casa con José Jiménez, un militar procedente de Ronda. Serán parte de la diáspora migrante que cruza el Estrecho de Gibraltar tras el estallido de la Guerra Civil Española, instalándose en Tetuán, capital del Protectorado español en Marruecos, hasta que en 1962 se mudan al barrio de Monte, en Santander. Tuvieron cuatro hijas y un hijo, 24 nietos y 35 bisnietos. Vivirá en Santander hasta los 96 años de edad.
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«Nuestro norte es el Sur —escribe Torres García—. […] Esta rectificación era necesaria; por eso ahora sabemos dónde estamos» (Estrella de Diego: Contra el mapa).
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La artista Tamara García, nieta de Josefa Periañez, emprende un viaje en furgoneta con el objeto de recorrer los mismos lugares en los que vivió su abuela, buscando el Sur en un trayecto de ida y vuelta de 17 días de duración, del 3 al 20 de noviembre de 2016, de Santander hasta Tetuán pasando por Jerez de la Frontera, Olvera, Algeciras, Ceuta y de nuevo Santander. Esta historia, que lleva por título Mi Norte mira al Sur, recoge la documentación de este viaje en forma de fotografías, dibujos, vídeos, mapas, cartas náuticas, muestras botánicas y minerales de ambos lados del Estrecho, fundiendo lo personal y lo político en un proyecto multidisciplinar que aborda aspectos biográficos, históricos, biológicos, geológicos y mitológicos.
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Europa y África estuvieron unidos por el Arco de Gibraltar, una región geológica que atraviesa el Estrecho y se extiende desde el Sistema Penibético al sur de España hasta la Cordillera del Rif al norte de Marruecos. Se formó hace unos 65 millones de años, durante el Terciario, actuando como dique entre el Atlántico y el Mediterráneo. Durante la llamada crisis salina del Messiniense (Mioceno Superior), hace más de cinco millones de años, tres cuartas partes del Mediterráneo se secaron. El agua se evaporó produciéndose una gran acumulación de sal. Al término de este periodo, tuvo lugar el llamado diluvio zancliense, que supuso la inundación de la cuenca del Mediterráneo por una entrada masiva de aguas del Alántico. El hundimiento tectónico generó la fisura de las placas euroasiática y africana, dando origen al Estrecho de Gibraltar. Según algunos estudios, sucedió en un corto periodo de tiempo. Fue de tal magnitud que se extendió hasta el Mar Negro (hay quien lo relaciona con el episodio bíblico del Diluvio Universal).
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—¿Quién eres tú que extrañamente eres yo?
(Hélène Cixous: La risa de la medusa).
—Je est un autre
(Arthur Rimbaud: Cartas del vidente).
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El Estrecho de Gibraltar es un espacio de intercambio transitado por barcos, mercancías y flujos biopolíticos de humanos y otros seres vivos. Las geografías expansivas, sostiene Anna Tsing, «se resisten a los modelos comunes que dividen el mundo en tu espacio y el mío». En 1935 Tetuán (hay quien lo llama el Marruecos español) tenía una población de 12.750 habitantes que se duplicó al término de la Guerra Civil. Tamara García observa asimismo los movimientos migratorios de la vegetación, toma muestras de agua y arena de las dos orillas y recolecta especies autóctonas, como el olivo silvestre (acebuche) o el lentisco, y especies vagabundas como el árbol del amor (conocido igualmente como algarrobo loco o árbol de Judas). El narciso de flor verde (Narcissus viridiflorus) es una especie endémica, muy longeva, que habita a ambos lados. Narciso es también el nombre de un joven que se ahogó contemplando su propio reflejo en el agua. Parece ser que en el lugar de su sepultura «encontraron una flor de centro azafranado y pétalos blancos» (Ovidio: Metamorfosis).
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El nombre de Estrecho de Gibraltar procede de los tiempos de al-Ándalus. Significa montaña de Tarik. Es un puente entre océanos y continentes. En su punto más estrecho mide 14,4 kilómetros (unas 7,7 millas náuticas). Se estima que tiene una profundidad entre 280 y 1000 metros. Aquí se situaban las Columnas de Hércules, dos promontorios de origen mitológico que señalaban los confines de Occidente y, por tanto, el límite del mundo conocido o ecúmene. Es el lugar remoto al que Hércules (Heracles para los griegos) viajó para realizar su décimo trabajo. Según el geógrafo hispanorromano Pomponio Mela, fue él quien separó los dos montes unidos (Abila y Calpe), permitiendo así que el Océano inundase el Estrecho. Las Columnas de Hércules se convirtieron en un símbolo heráldico del imperio español junto a la leyenda Plus ultra.
Nuestra historia es la historia de la colonización.
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Tamara García se propone hacer emerger de nuevo el relieve del Estrecho de Gibraltar. Trata de averiguar sus cotas más profundas e investigar la brecha de casi un kilómetro que lo originó. Reúne cartas náuticas, mapas y simulaciones 3D que contabilizan el tiempo, la velocidad, la cantidad de agua y la erosión de su cuenca. Se dirige a diferentes instituciones gubernamentales, desde la Casa del Mapa del Instituto Geográfico Nacional al Ministerio de Defensa. Le explican que corresponde a cada Estado representar su parte. El Estrecho de Gibraltar incumbe a cinco países diferentes: España, Marruecos, Reino Unido, Francia y Portugal. Finalmente, realiza una maqueta de madera de haya tomando como punto de partida un mapa físico en relieve, a escala 1:100.000, impreso en plástico por el MOPU, el Instituto Geográfico Nacional y SECEG en 1989. La reducción de las proporciones elimina la fractura original.
Los mapas son siempre un dispositivo de control sobre el territorio donde se proyecta todo aquello que se quiere poseer.
Nuestra historia es la historia de los seres colonizados.
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Hubo una ciudad, de nombre Valdrada, que fue construida a orillas de un lago en el que se reflejaba como un doble. Se cuenta que sus habitantes sabían que todos sus actos eran también su imagen especular, y esta conciencia les impedía abandonarse por un solo instante al azar y al olvido; sin embargo, pese a vivir «mirándose a los ojos de continuo», estas dos ciudades no se amaban (Italo Calvino: Las ciudades invisibles).
Tamara García se autorretrata mirando a África desde Tarifa y a Europa desde Tánger. Su posición, frente a frente, invierte la pose habitual de este tipo de fotografías en las que se suele dar la espalda a aquello que se pretende significar. Trenza su pelo con el de la artista Safâa Erruas, procedente de Tetuán, para construir un puente entre las dos orillas: el mismo que dibujaba el Arco de Gibraltar en tiempos remotos, cuando era lugar de paso entre continentes. Hoy el Estrecho actúa como frontera. Solo los buques y algunas embarcaciones tienen derecho a transitarlo dentro del marco legal que establece la Convención de las Naciones Unidas. También hay quienes lo atraviesan fuera de la Ley, como las aves migratorias, los cetáceos y otras especies migrantes, apátridas y vagabundas.
Tamara García, Por pelos, 2016. Mapa con cabello cosido sobre tela de lino. 65 x 46 cm
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«El azar organiza los detalles, utiliza todos los posibles vectores para distribuir las especies. […] ¿Qué pasará si los extranjeros ocupan el terreno? Hablamos de supervivencia. […] Pero ¿qué hace el conejo? ¿Y el pájaro, y el viento? ¿Qué hacen las vagabundas? […] La naturaleza, desagradablemente inventiva, rebelde ante todo lo que fija los comportamientos, permanece, junto con la meteorología, la principal opositora de la visión tecnocrática del mundo» (Gilles Clément: Elogio de las vagabundas).
¿Cómo te peinaban en tu infancia? La artista recuerda los cuidados que le dedicó su abuela. Le lavaba el pelo, se lo aclaraba con vinagre y se lo cepillaba mientras le contaba historias. Decide compartir este acto íntimo con otras mujeres, llevando a cabo una serie de acciones en los lugares donde ella vivió. El acto de trenzarse el cabello —con toda su carga antropológica y cultural— simboliza el cuidado mutuo, la escucha y el acto de compartir.
Las historias se tejen como el cabello que guarda nuestra memoria.
«La atención es la forma más rara y pura de generosidad» (carta de Simone Weil a Joë Bousquet, 13 de abril de 1942).
Tamara García, Trenzar migraciones, 2016-2018. Fotografías de las acciones realizadas en Bilbao
(Festival Iturfest) junto a la Asociación Mujeres del Mundo Babel, Jerez de la Frontera (Cádiz),
Tetuán (Marruecos) junto a la artista Safâa Erruas, y Santander (Festival Desvelarte)
Tamara García, Mi norte mira al sur, Casas del Águila y la Parra, Santillana del Mar, Cantabria. Programa Comisariado Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria. Hasta el 29 de agosto de 2023.