Fragmento de un fotograma de Barbie de Greta Gerwig
LA BARBIE DE GRETA GERWIG. PUBLICIDAD GLAMOUR PATRIARCADO
Ana DMatos
Hemos sido bastantes las mujeres que inicialmente decidimos no ver una película hecha al servicio de los intereses de la empresa Mattel. Esa negación significaba no contribuir a enriquecer a una compañía que tiene como uno de sus productos estrella las barbies hipersexualizadas, un juguete que, a pesar de sus cambios, mantiene esas connotaciones a lo largo de los años, y que representa un modelo implantado en la sociedad que seguirán, de forma inconsciente o no, miles de niñas. Pero miren, al final me ha podido la curiosidad y el saber por qué, una misma película, a unas mujeres les parece feminista y a otras, justo lo contrario.
Antes de entrar en análisis, permítanme una breve introducción, porque me gustaría hablar del origen de la muñeca, esa Lillie alemana, protagonista hipersexualizada y frívola de una tira de humor creada por Reinhard Beuthien para el tabloide de Hamburgo Bild-Zeitung en 1952, y cuya última tira se imprimió el 5 de junio de 1961. Se comercializó como muñeca en 1955 por la compañía de juguetes Hausser hasta 1964. Esa muñeca se vendía como regalo para varones solteros. Ruth Handler, propietaria junto con su pareja de la empresa Mattel, la descubrió en Europa en 1956, y ambos compraron los derechos, al tiempo que la muñeca alemana dejó de fabricarse.
Reinhard Beuthien para el tabloide de Hamburgo Bild-Zeitung.
Hasta entonces se habían fabricado unas 130.000 Lillies, para gusto y placer de hombres adultos. Es interesante señalar que, en las tiras que dibujaba Reinhard Beuthien, Lillie se presentaba vistiéndose y desvistiéndose, junto a frases que que ponían en relieve el poder de los hombres, mientras que los comentarios de Lillie eran irrelevantes. Las frases quedaban en un segundo plano debido a la expresividad de los dibujos, pero daban buena cuenta de lo que los hombres esperaban de las mujeres.
Por si no fuera suficiente, la muñeca se mostraba con prendas muy ajustadas que dejaban las formas del cuerpo bien visibles, tal y como era la moda de los años cincuenta. Con este trasfondo, ¿cómo puede esta misma muñeca encarnar proclamas feministas? ¿Cómo transmuta a feminismo el concepto de esas tiras cómicas y el sentido simbólico de la muñeca, o de su copia, la Barbie estereotípica de Mattel? Y, sobre todo, ¿cómo opera la película de Greta Gerwig para adaptarse a todos los públicos, y para que “funcione” tan bien en direcciones y sentidos contrarios?
En la comunicación Desmuntant Barbie dentro del seminario Feminisme, política i comunicación celebrada en el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de Barcelona, con Marta Selva i Masoliver y Sonia Ruiz García, mesa moderada por Maria Freixanet Mateo, Selva i Masoliver, historiadora y profesora universitaria catalana, planteó cómo esta película nos convoca a las mujeres, ya que dice algo sobre nosotras, y nos implica en sus desplazamientos. Piensen en las referencias a las telenovelas con sus perversas normas, los melodramas, el cine negro de los años 40 y 50 y sus mujeres castigadas. También en los westerns, donde las mujeres son inexistentes y son maltratadas. Y vaya, a las mujeres también nos han situado en el papel de hacer lo imprevisto, lo negativo y prohibido. Y Selva i Masoliver también señaló cómo la película Barbie de Gerwig se comportaba como un anuncio publicitario, para lo que no ha dudado en poner los recursos y conocimientos narrativos y audiovisuales necesarios con los que manejar las reacciones del público. Lo que nos lleva a las estrategias del cine hindi cuya clave del éxito está en lo que han definido ‘formato masala’, termino hindú que significa mezcla de especias; melodrama, sentimentalismo, comedia, violencia, glamour en la decoración y en la indumentaria, trajes llamativos, danza, fiesta, música, actores y actrices polulares, como los protagonistas Margot Robbie, Ryan Gosling y Emma Mackey, Hari Nef, Simu Liu, Michael Cera, Sharon Rooney, Kate McKinnon, entre otros.
La publicidad se dirige a todos y así se comporta también la película de Gerwig: ¿Que odias a Barbie? La película es para ti. ¿Que te gusta Barbie? La película es para ti. ¿Estás de fiesta y preguntas si nunca has pensado en morirte? La película es para ti. ¿Miras raro a quien se hace preguntas en la vida? La película es para ti.
La fiesta engancha, las preguntas conmueven, el ritmo agrada, y sí, la película no solo se vende así misma, sino que promociona la venta de las muñecas y el merchandising Mattel. Y como los grandes spots publicitarios, la película también tiene su música ad hoc y aquí está el disco-pop de Dua Lipa, Dance the night, que no aporta nada pero que es agradable. Agradar, he ahí la clave del éxito.
Fragmento del vídeo Dance the night de Dua Lipa
Pero la publicidad no solo copia, sino que también banaliza. Veamos cómo la película de Gerwig se apropia cultural y simbólicamente de la obra maestra de Stanley Kubrick.
Al comienzo de la película, Gerwig convoca a Kubrick en la utilización de la música y en los fotogramas adaptados de su obra de ciencia ficción 2001: Una odisea del espacio, obra cuyo original viene del viejo relato de Arthur C. Clarke de 1948, El centinela.
En dicho comienzo, Barbie, como muñeca, máquina, diosa, superestrella, se erige descomunal en la escena donde las niñas están cuidando a sus muñecas y reproduciendo los cuidados en la forma en que lo hacen las madres. Es a partir de la presencia de Barbie cuando las niñas pasan a comportarse como los primates de la película de Kubrick. En un frenesí irracional, rompen sus muñecas. Después del acto, ellas, las niñas ya no serán necesarias.
¿Cómo podríamos criticar negativamente una película sobre esta singular muñeca, una muñeca sexista, racista y homófoba, que es fiel a su propia historia y reflejo de la sociedad patriarcal, pero que, enfundada en un discurso de plástico, encarna la agradable, dulce y simpática Margot Robbie?
Fragmento de la letra Dance the night de Dua Lipa
También es interesante la observación de Amparo Mañés Barbé, que señaló cómo la Barbie rara, queer en inglés, lleva los colores de la bandera trans en su cabeza (blanco, rosa y azul). Y, fíjense que, si en un principio la Weird Barbie aparece ignorada y excluida, al final termina por ser aceptada y promovida para el gobierno barbieland. Además, se nos dice que es “rara” porque se ha jugado mal con ella, lo que nos transporta directamente al universo trans: ¿cómo iba a faltar el transactivismo o generismo queer americano, expandido por medio mundo, con sus leyes en los Estados? Leyes que están cambiando el modelo de sociedad pero que la sociedad, en general, desconoce. Recuerden que el Gobierno de Coalición, estando el partido político Podemos al frente del Ministerio de Igualdad, no permitió que dichas leyes, que generan cambios tan cruciales para la vida de los menores y de las mujeres, fueran confrontadas. Este mismo gobierno ignoró el sufrimiento de muchas familias, de muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que padecen dolorosas transformaciones en sus cuerpos con daños irreversibles, entre otros, la esterilización, y que además permanecerán ligados y dependientes de las industrias quirúrgicas y farmacéuticas de por vida. El escándalo social es de magnitud colosal, así como lo son los miles de millones de ganancias y beneficios que genera esas industrias.
Por lo que es importante hacer hincapié en que la filosofía queer tan extendida, gracias al capital que maneja, aparece también representada en la película como la Barbie Rara. Y es precisamente esta Barbie Rara quien empuja a la Barbie Estereotípica a hacer su viaje al mundo real, que no es más que un viaje iniciático.
Barbie, al entrar en este mundo real, se encuentra con los roles machistas que tanta gracia le hacen a Ken, y nos hace creer que ese mundo es, efectivamente, real, pero sin embargo enseguida nos damos cuenta de que no, de que también es una ficción. Como también lo son la revuelta de los Ken y demás personajes masculinos para apropiarse del poder, así como el pretendido empoderamiento de las barbies.
Lo que no deja de ser perverso porque, antes de la película, Barbie era solo una muñeca dentro de una caja para ser vendida en una tienda. Pero ahora, con esta película, Barbie se convierte en una muñeca humanizada, es decir, una mujer “real” que además tiene una vida de éxito, pero que sin embargo, en el fondo, no ha dejado de ser la misma Barbie-muñeca que representaba a una mujer irreal, como también lo es la Weird Barbie que, por cierto, es también rubia, caucásica, rompedora y transformada, y por lo tanto, no tan distinta de la Barbie Estereotípica.
Fotograma de Barbie de Greta Gerwig
Y, por si fuera poco, Barbie finalmente va al ginecólogo. Pero… ¿no era de plástico? Aviso a ginecólogos: pobre del médico al que le llegue una Barbie y le diga que no la atiende porque es de plástico, ¿les suena? ¿les incomoda? Porque lo que sí sabemos es que el feminismo incomoda y mucho.
Estereotipo tras estereotipo, de la película extraigo la frase puedes ser lo que quieras ser, que parece sacada de un libro de autoayuda. ¿Podemos ser las mujeres, que somos más de mitad de la humanidad, lo que queramos? ¿No nos están redefiniendo en pleno siglo XXI? ¿No nos están diciendo a las mujeres quienes debemos ser y cómo debemos estar, otra vez, otra vez más?
Barbie Weird, fotograma de Barbie de Greta Gerwig
No perdamos el foco en que la película va de muñecas de plástico, que la más guapa es la protagonista, y que ésta sigue siendo rubia, de ojos azules, usa tacones de vértigo y tiene una cintura imposible, y da lo mismo que el guión le haga pronunciar frases “empoderantes”, porque Barbie y su barbieland no es solo un juguete, sino que representa un ideal de feminidad que el patriarcado ha ideado y planificado para las niñas y futuras mujeres, para que sueñen con una realidad rosa y una vida fácil, porque todo se compra. Ya nos los dice el discurso neoliberal, que todo es posible, que la vida puede ser lo que tu quieras.
Este tipo de cine como herramienta publicitaria le ha permitido a Mattel, según El Economista, unos beneficios de 146 millones de dólares, un proyecto mucho más rentable que las estrategias que han utilizado a lo largo de estos años, como han sido las de tratar de adaptar la muñeca a una realidad más cercana: pies más grandes, pigmentaciones diversas en el plástico, formas redondeadas, cambios en la complexión, diversidad funcional, presentación en profesiones diversas etc. Sin duda, dicha diversificación ha mejorado su imagen sexista, pero la realidad es que, según demuestra el porcentaje de las ventas, que son las barbies rubias, de ojos azules, cintura imposible y piel de plástico rosa pálido las que prefieren las niñas, porque Barbie es un modelo y un canon sexista que apela al éxito de las mujeres que lo reflejan en este mundo patriarcal, y las niñas también lo saben.
Ryan Gosling y Margot Robbie. Fotograma de Barbie de Greta Gerwig
Por último, en el video todas las muñecas tienen casa, el mercado laboral no existe, los cuidados no aparecen, no hay violencia del patriarcado, no hay explotación de las mujeres, ni granjas de mujeres explotadas por sus vientres, ni chicas tan pobres que las vendan, o que se hormonen para extraer sus óvulos para la industria médica, etc.
En Barbieland nadie ni nada sostienen la vida, porque los cuerpos son objetos, vienen del mercado, de una caja a gusto del que compra, y nos atraviesa, nos recorta, nos niega y cancela a las mujeres/personas. Todo este conjunto de aspectos no puede leerse bajo un prisma feminista porque es evidente que no lo es, pero ocurre que, si al mismo tiempo decimos que lo es simplemente porque el “feminismo vende”, al final las mismas mujeres acaban por ver que la Barbie de Greta Gerwig es feminista y un modelo de empoderamiento.
Barbie, con su fantasía feminista y glamour patriarcal, nos intoxica durante 1 hora 45 minutos.