Luisa Granero. La fuerza de una mujer, Museo Pablo Gargallo, Zaragoza. Desde el 18 de enero y hasta el 7 de abril 2024.
Con ocasión de su centenario, se celebra esta retrospeectiva de la autora de una de las obras de arte público más emblemáticas de Zaragoza, Fuente de las Aguadoras (1980), ubicada a la entrada del barrio de Las Fuentes, y estuvo casada con el escultor Enrique Galcerà, autor de la escultura pública de Zaragoza La Siesta.
Comisariada por Enric Galcerà, hijo de Luisa Granero, y Anna Llauradó, la muestra traza un recorrido por secuencias de su vida y obra, mostrando no sólo una mujer fuerte con una técnica escultórica magistral sino la importancia de ser la primera mujer catedrática de Escultura en España.
La exposición se divide en tres ámbitos que relatan temáticamente su vida y obra:
• Una mujer con alma de artista: orígenes. En esta primera sala se muestran retratos, fotografías y documentos de la primera juventud de la escultora, donde vemos los primeros pasos que le llevan a alcanzar su sueño, en un momento de posguerra, en la Barcelona más pobre y oscura.
• El descubrimiento de la escultura: formación La exposición continúa por sus obras más emblemáticas, donde la representación femenina destaca con fuerza, pasión y honestidad. Mujeres rotundas y poderosas, con influencia de sus grandes maestros como Ernest Santasusagna, Lluis Muntané, Enrique Montó entre otros. A principio de los años sesenta se consolida como escultora con exposiciones, premios y encargos de escultura pública que muestran la grandeza de la artista.
• Luisa Granero: Académica En 1964, oposita frente a un tribunal masculino para optar a la Cátedra de Escultura y Composición de la Facultad de Bellas Artes, convirtiéndose en la primera mujer catedrática de Escultura de España. En esta se encuentra la faceta académica y las últimas obras de una incansable mujer escultora que creó un sinfín de dibujos, bocetos y escritos teóricos, siendo respetada y admirada por su alumnado y por todas las personas que la conocieron.
Sobre Luisa Granero
Luisa Granero Sierra nació en Barcelona el 5 de julio de 1924, en el seno de una familia humilde de origen andaluz. A los 16 años ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona y posteriormente continúa sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Trabajó como modelo y ayudante de diferentes escultores como Enrique Monjó. Su vida se desarrolla en un mundo masculino donde una mujer no tiene espacio, pero su fuerza y pasión le impulsan a ser una artista consolidada, siendo una gran escultora y reconocida a partir de los años 60. En 1964 obtiene la Cátedra de Modelado y Composición de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, convirtiéndose en la primera mujer catedrática de España. Impartió clases hasta que se jubiló, pero no dejó nunca de esculpir hasta que fallece el 27 de marzo de 2012 a la edad de 88 años.
Creadora de más de 800 esculturas, cuadros y dibujos, destacar que se encuentran obras monumentales de la artista en el Palacete Albéniz de Barcelona, la playa de San Sebastián de Sitges, La Verge del Roser en el palacio de la Virreina, etc. A largo de toda su vida, los reconocimientos y premios nacionales fueron numerosos: Premio de Honor y la Medalla de Oro de la Real Academia de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, y miembro de la National Sculpture Society de Nueva York entre otros.
En 2006 pronuncia el discurso de ingreso en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi: «He luchado mucho. A menudo no puedo creer lo que he conseguido, viniendo de donde vengo y en la época en que nací, una mujer en los años 40, de origen humilde, no lo tenía nada fácil para convertirse en escultora. Pero esa ha sido mi fuerza y he sido feliz».
El visitante descubrirá una escultora que luchó en un mundo masculino, donde una mujer no tenía cabida. En sus obras destaca la representación de la figura femenina, predominando el tema de la maternidad y el desnudo femenino, mujeres rotundas y poderosas, que emanan fuerza, pasión y honestidad. Su lenguaje plástico elimina todo elemento innecesario, consiguiendo esculturas donde transmiten desde su interior la sencillez, la vida cotidiana, la simplicidad de formas el equilibrio y la sensualidad. Su escultura nos transmite una sensibilidad hacia el Mediterráneo y nos recuerda las influencias de tres escultores como son Manolo Hugué, Auguste Maillol y Josep Clarà, los dos últimos noucentistas.
