CATACLISMO

DELHY TEJERO VUELVE AL MUSEO DE ZAMORA

Delhy Tejero, Arquitectura, 1960

DELHY TEJERO VUELVE AL MUSEO DE ZAMORA

África Cabanillas Casafranca

Acaba de presentarse en el Museo de Zamora la obra Arquitectura (1960), de Delhy Tejero, lo que supone todo un acontecimiento cultural en la ciudad, puesto que no se puede concebir este museo provincial sin algún trabajo de la pintora —nacida en Toro—, una de las figuras más destacadas de la renovación artística española desde finales de la década de los veinte hasta los últimos años sesenta del siglo XX. El acto fue especialmente significativo y emocionante, ya que el día elegido para su celebración, un 10 de octubre, pero de 1968, murió la pintora a los sesenta y cuatro años de edad.

El cuadro Arquitectura, que se ha colgado en la Sala VIII de Bellas Artes, dedicada a la escultura y la pintura de los siglos XIX y XX, viene a llenar el hueco dejado recientemente por otro trabajo de Delhy, Moussia (1954), que se ha exhibido durante casi veinticinco años en el museo, de 1999 a 2023. Desde que se cerró la exposición antológica de la artista Una muchacha y una maleta, celebrada con motivo de la XIV Bienal de Pintura de Zamora, hasta que la compró el Museo Reina Sofía, en cuyas salas esperamos verla próximamente. Ahora bien, en la colección del museo catellano no hay ninguna obra de Delhy —algo muy frecuente aún cuando se trata de mujeres creadoras—, por lo que en ambos casos han sido los préstamos de la familia de la pintora, heredera de su legado, los que han hecho posible completar esa laguna y admirar su trabajo.

Delhy Tejero, paño central de Amanecer jurídico del pueblo zamorano, 1949

Por fortuna, en esta ciudad, hay un número considerable de obras de Delhy, tanto en colecciones privadas como públicas, entre las que destaca, con mucha diferencia, el mural Amanecer jurídico del pueblo zamorano (1949) del Salón de Plenos del Ayuntamiento Nuevo, inspirado en la historia medieval que representa el fuero que concedió el rey Fernando I el Magno al municipio, y que se le encargó tras ganar un concurso público. La pintura se conserva en su lugar original y va a ser restaurada próximamente, lo que es una muy buena noticia, aunque se antoja un trabajo difícil, puesto que lo hizo con una técnica original y muy compleja, estofado sobre oro con matizaciones de siena con el lienzo como soporte.

Delhy Tejero, Moussia 1954

Los responsables del Museo de Zamora, con Rosario García y Alberto del Olmo a la cabeza, han querido que entre las dos obras expuestas de Delhy, pintadas en una época similar —separada por poco más de un lustro—, en 1954 Moussia y 1960 Arquitectura, haya una relación o, mejor dicho, una continuidad, sobre todo, en lo que respecta a una característica muy interesante y definitoria de una parte importante de la producción de Delhy: la combinación de figuración y abstracción. Este es el caso también de otros trabajos de la artista de los años cincuenta y sesenta, por ejemplo, los retratos de sus sobrinos Javier (1955) y María Dolores (1955), las series Redes (1959) y Surcos (1959), o los murales del vestíbulo del edificio de oficinas de la antigua Fábrica de Tabacos de Altadis en Sevilla (1965-1966).

 

Arquitectura

La obra Arquitectura, un óleo sobre tabla, Delhy nunca la exhibió en vida ni le puso título. Sin embargo, se ha podido ver recientemente en la exposición antológica de Delhy en el Museo Patio Herreriano de Valladolid —elegida como imagen principal de comunicación— y antes en el MUSAC de León. La razón de que no la expusiera es que se trata de una obra inacabada. No es exactamente un boceto, sino más bien un proyecto sin apenas desarrollar, aunque existe un dibujo previo muy similar sobre una cuadrícula de una escalera de caracol para el Club Urbis en Madrid. La escalera, que debía salvar la altura entre el sótano y la primera planta, tendría en el centro un vástago que representaría una “mujer-cariátide” con tendencia a la geometrización y gran monumentalidad que, al igual que los escalones, estaría pintada con colores primarios vivos y planos, como si se tratase de un mural. Lamentablemente, esta idea, que podría haber sido la única de la artista en la que hubiera abordado un trabajo en tres dimensiones, nunca se llevó a cabo, ya que la inmobiliaria no consiguió el permiso para realizar el proyecto de ampliación del Club Urbis que consistía en construir un primer piso que no existía en el edificio original.

Delhy Tejero, Arquitectura, 1960. boceto

 

Delhy Tejero, Cariátide, 1959

Delhy tampoco llegó a terminar otra obra anterior de finales de los años cincuenta con la que es evidente la similitud: el mural para decorar las paredes de acceso al paraninfo de la Universidad Laboral de Gijón, en esta ocasión por falta de financiación. Se caracteriza por su estudiada composición geométrica y la presencia de figuras esquematizadas y monumentales de inspiración clásica que representan las artes y las ciencias —en el extremo derecho de este boceto aparece también una cariátide—. Sin embargo, este encargo, que concibió como un mosaico cuya ejecución quedó a cargo de Santiago Padrós, sí fue muy desarrollado por la artista, incluso se conservan los estarcidos.

Delhy Tejero, Boceto para el mural La Ciencia, del Paraninfo de la Universidad Laboral de Gijón, 1959

Bienvenida a Delhy Tejero en su regreso al Museo de Zamora. Y que cada vez más puertas de museos, galerías y centros de arte se abran a las mujeres creadoras.

 

Este texto ha sido escrito a partir de la conferencia Cruce de caminos: figuración y abstracción en la obra de Delhy Tejero, pronunciada por la autora en el Museo de Zamora el 10 de octubre dentro del ciclo Colección y Patrimonio.

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