EN TIERRA EXTRAÑA
María José Aranzasti
Icíar Bollaín, además de miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y de ser una de las fundadoras en 2006 de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales), es una gran actriz y una directora de cine de larga trayectoria cinematográfica. Ha demostrado contar con una gran sensibilidad y rigor profesional para afrontar y narrar temáticas y problemáticas de diversa índole pero con particular mirada en temas en torno a la mujer: la amistad entre dos jóvenes mujeres y su madurez conforme se desarrolla el viaje, en su debut de dirección en el largometraje Hola, ¿estás sola? (1995), la caravana de mujeres a Santa Eulalia en Flores de otro mundo (1999), la violencia de género y el maltrato en Te doy mis ojos (2003), que consiguió la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián del mismo año, las vidas y problemas personales de tres mujeres detectives privadas en Mataharis (2007) y los dilemas por los que debe atravesar una maestra española por trabajar como enseñante en uno de los barrios más pobres en Katmandú, un espejo en el cielo (2011).
En En Tierra Extraña (2014) la directora Icíar Bollaín se sumerge en un relato en el que reconocemos muchas historias de nuestro entorno, personas que debido a esta crisis tan profunda han tenido que optar por emigrar a otros países describiendo ante todo una enorme decepción al no haber obtenido en su país de origen, España, un trabajo al que estaban de sobra preparados. El documental está rodado en Edimburgo y por él desfilan jóvenes en su mayoría rondando la treintena, contando su añoranza, su esfuerzo por adaptarse a un lugar diferente en todos los ámbitos: cultural, climatológico, sin familia y sin el soporte de los amigos. A lo largo de todo el documental la nostalgia y la melancolía, con gran carga emotiva, le llegan al espectador.
Todas las personas que van narrando su situación lo han hecho por obligación, porque no tenían ni encontraban otra salida. Licenciados en distintas especialidades, con másters, postgrados, sobradamente formados. Se citan cifras en el documental: 250.000 personas han tenido que emigrar, según fuentes oficiales, que podrían llegar a 700.000, según estudios del CSIC.
Algunos trabajan en la especialidad en la que han estudiado, pero la mayoría se busca un hueco para ir ascendiendo, por lo que el arquitecto trabaja de friegaplatos, la profesora de dependienta o de asistenta doméstica, etc.
El documental presenta la realización de una acción artística con guantes desparejados, como hilo conductor y como encuentro de los emigrantes españoles en esta ciudad muy lluviosa a la que sus habitantes han acogido con mucho respeto y cariño: “Somos como un guante perdido, expresa una de las jóvenes, al que han arrebatado la otra mitad, amigos, familia, casa y que nos han robado la posibilidad de volver”.
Además del hilo conductor de la realización e instalación artística, intervienen otros personajes actuando y explicando la situación de estos 20.000 jóvenes que están en Edimburgo, y que son hijos e hijas de muchos padres españoles. Se visualizan imágenes, fotografías y partes de NODOS de los emigrantes que abandonaron España en la década de los 60, con la diferencia de que aquellos no tenían estudios universitarios, ni de ningún tipo en su mayoría, situación que no es la actual. Además, lo que se aprecia en el documental es la inversión que se ha hecho en estos jóvenes, en su educación, en su preparación, para que luego sean otros países los que van a disfrutar de ese talento. Ellos sobreviven en esos países, por lo que no envían divisas a España, que era otra de las características de los emigrantes de los años sesenta. Pero como dice uno de los jóvenes, “todos los meses aparecen ofertas nuevas en Edimburgo. Te reciben y te pagan bien, poco a poco tengo esperanzas de poder encontrar algo en lo mío”.
Esta emigración es una de las consecuencias de esta crisis que en España ha cavado una gran sima de desigualdad y de incertidumbre para toda una generación de jóvenes. “Ni perdidos ni callados”, como dice uno de los carteles que estos jóvenes muestran en el documental.