Salomé del Campo, Jugando a la guerra, 2012
MÚLTIPLO DE CIEN
Rocío de la Villa
En 1993 Mar Villaespesa comisariaba junto a Luisa López la que se considera la primera exposición de arte de género en España. El proyecto partía de un encargo institucional para celebrar el 8 de marzo, pero se convirtió en una selección de artistas andaluzas cuyo trabajo se distanciaba de la celebración de lo femenino, desde el posicionamiento que suele denominarse “esencialista” en la teoría del arte feminista.
Más de veinte años después, Villaespesa retoma a tres de las artistas presentes en 100%, ahora bajo el título Múltiplo de 100. La exposición hace un guiño al pasado, mostrando algunas de aquellas obras, para pasar a desarrollar un amplio recorrido por la producción de la última década, ciñéndose a la poética de cada artista en las salas del CICUS, todavía en obras y, quizás por ello, doblemente atractivas para mostrar propuestas contemporáneas.
Salomé del Campo, Bosques / Victoria Gil, Houdina / Pepa Rubio. Obras de los años 90
Como en la exposición inaugural, quizás sea en la pintura de Salomé del Campo donde el trasunto de género es menos obvio. Heredera de la pincelada desgarbada y transparente de Morisot, su pintura se ha convertido en una metapintura que se confronta con el problema de la representación y que se despliega en telones y escenarios, trípticos y dípticos como fragmentos de una puesta en escena en la que se contraponen mujeres y niños, trabajos y juegos, escaparates y sueños.
Salomé del Campo, Durmiente y escaparate, 2010-2011
Salomé del Campo, La nave, 2009
Salomé del Campo, Telón, 2014. Tríptico
De Victoria Gil, que a media década de los noventa formó el colectivo Gratis, junto a Federico Guzmán y otros, se muestran además de su conocida serie amarilla de retratos saharauis, dos nuevas series de acuarelas dedicadas a la interpretación de los textos místicos (y pasionales) Las Moradas de santa Teresa de Jesús y Cartas de amor de la monja portuguesa de Mariana Alcoforado. Por otra parte, también son muy notables sus obras recientes sobre tejidos, retomando el influyente ensayo de Silvia Federici, Calibán y la bruja. Y en la misma línea monstruosa, levando al terreno de la dominación sexual, la leyenda chilena sobre El imbunche, que hablaba de niños raptados por seres maléficos que les cosían todos los orificios del cuerpo.
Victoria Gil, Santa Teresa de Jesús, Ay qué vida tan amarga do no se goza…, 2012
Para abordar la obra de Pepa Rubio, se ha trasladado parte de su estudio, con cientos de piezas minúsculas, mecánicas y de origen natural que la artista transforma en una práctica artística que reclama lo artesanal entrelazado con una poética feminista, rememorando la obra de Ana Mendieta y de Lygia Pape, de Eva Hesse y Meret Oppenheim, en pequeños objetos y dibujos.
Pepa Rubio, Mesa de estudio, 1994-2014
Salomé del Campo, Victoria Gil, Pepa Rubio, Múltiplo de 100, CICUS, Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla, C/ Madre de Dios 1, Sevilla. Del 23 de enero al 5 de marzo de 2015.