Cristina Lucas, Peinado de mujer voladora, 2012
ENTREVISTA A CRISTINA LUCAS
María José Aranzasti
Ya en Dissentire, exposición presentada en la Casa Masaccio Arte Contemporanea de Arezzo en 2013, Cristina Lucas junto con los artistas Fernando Sánchez Castillo y Cabello/Carceller se sumergía en indagaciones y reflexiones en torno a determinados hechos históricos y, sobre todo, determinados iconos de la historia del arte, como el de su vídeo La liberté raisonnée, en el que utilizaba la obra de Delacroix, en movimiento, La liberté guidant le peuple (1830), para subrayar que los avances de la Revolución Francesa no fueron tantos para la mujer, o en su vídeo Habla, donde la artista destruye, a martillazos, la escultura Moisés de Miguel Ángel. Destrucción en todo caso que nos hace remitir, al día de hoy, aunque sea en otros derroteros discursivos, ya no en el papel del disentir del artista de la obra, y de la propia historia narrada que de ella se deriva, sino en versión real, la de las destrucciones del Estado Islámico del Patrimonio Artístico de la Humanidad en Irak: en las ciudades antiguas de Nimrud, Hatra, Dura Europos; en Siria, en la ciudad de Palmira, etc.
En estas páginas, comentando su serie Invisible Nude, subrayábamos cómo Cristina Lucas había sabido situarse en el panorama internacional del arte indagando sobre la instrumentalización del poder, cuestionándose sobre la libertad amenazada, sobre las problemáticas que nos acechan siempre, ofreciendo una forma peculiar, la de su certera mirada, la de la artista que siempre interpela al espectador, que le anima a reflexionar, a plantearse dudas, a cuestionarse en definitiva todo lo que nos rodea a través de sus vídeos, performances, fotografías, instalaciones, dibujos…
¿Cómo has vivido y cómo sientes el Premio MAV, que te ha sido concedido en esta edición, siendo una de las artistas premiadas más jóvenes y con una sólida proyección internacional?
Para visibilizar a las mujeres en cualquier ámbito de la sociedad es importante que haya primeramente una sociedad justa, igualitaria y democrática. Este Premio MAV lo considero un reconocimiento entrañable, que va en favor de esa visibilización de las mujeres artistas. Los estudios con los que cuenta el Observatorio de MAV, constituyen una idea sensacional, una iniciativa básica, que me encanta y que siempre cito y seguiremos citando. ¡Habrá que contar para que cuente! Es una idea clave para el pensamiento democrático, pues una sociedad que no es simétrica, que no funciona democráticamente, no es una sociedad seria.
Por tu trabajo de artista internacional viajas mucho, ¿cómo ves tú el tema de las artistas mujeres, en Alemania, por ejemplo? ¿Está igual que aquí, mejor, peor? ¿Cómo ves la situación desde tu mirada de artista?
Ahora estoy en Dresde, una amiga querida, Hilke Wagner, es la directora del Albertinum Museum; es un buen síntoma que haya llegado a ser directora de este importante Museo. Tener una impresión es como tener un gusto, es un hecho particular y personal; cuando sabemos ciertamente cómo está la situación de un país es cuando realmente contamos con los datos. Por eso no te puedo decir cómo está la situación de la visibilidad de las mujeres artistas en Alemania.
¿Qué estás haciendo en Dresde?
En Dresde ha habido una iniciativa que se ha hecho desde instancias del gobierno, ya que al ser una ciudad bombardeada y totalmente destruida tras la Segunda Guerra mundial, se ha estado trabajando mucho, sobre todo tras la caída del muro de Berlín, en su reconstrucción. Dresde era una ciudad muy bella y se ha decidido ahora incorporar también el arte contemporáneo a la ciudad. Estoy aquí porque me presenté al concurso que no gané, pero ganó mi pareja. Yo tengo una visión muy fuerte de la historia, y en este caso les interesó tener una visión más construida desde la escultura. Fernando Sánchez Castillo trabaja mucho con la idea de monumento público y con la de escultura. Estamos aquí los dos. La vida privada y la artística se entremezclan sigilosamente. Sus proyectos y los míos.
Ahora me vienen las imágenes de ese vídeo en el que te relaciono también con la escultura, cuando rompes piezas escultóricas muy conocidas, como por ejemplo, la de Moisés.
Mi idea son los iconos que hemos asumido y que no me parecían correctos, por eso rompía la figura de Moisés, el gran patriarca: el responsable del patriarcado. Matar al padre para convertirse en un ser adulto, como Freud decía que había que hacer. Había que matar al padre aunque fuera simbólicamente y poder tener tu propia manera de pensar y de existir, más allá de lo que te pudieran decir sobre cómo tienes que pensar y vivir, según la tradición. La cultura como tradición se convierte en enemigo, hay que crear una realidad que no sea tan agresiva.
Tienes en ciernes una performance en Tabakalera, en este mes de septiembre en Donostia, y luego vas a tratar el tema de los Estados Nación, tema candente en la política.
Dentro de la inauguración de la remodelación del edificio de Tabakalera, el viernes 11, tengo una performance que hice anteriormente en el Palais de Tokio, en París. Se llama Ejercicios de empatía, es divertida y tiene que ver con la idea de hacer ejercicios físicos, pero con una monitora, a través de un vídeo y de unos gestos mediáticos, animados de política y espectáculo del siglo XX en general. Se hace una tabla de gimnasia y el público sigue las explicaciones de la monitora, hay que hacer todos los ejercicios, tienes que empatizar con tantas cosas que, al final, se vuelve un asunto muy forzado y formal: una tabla de gimnasia.
¿Luego?
El día 22 de septiembre inauguro una exposición en el Centro de Arte de Santa Mònica, con una obra de 2007, Pantone, que es la evolución en todos los Estados Nación. Una performance sobre el tema de la nación, que es muy actual, en la que distintos historiadores van a estar explicando distintas partes de un mapa que es el mapa, de los Estados Nación, de su evolución. Y se va a quedar como una instalación sonora permanente. Y también voy a hacer un estudio de las banderas del mundo, de lo que se denomina vexilología, a través del fútbol, ese momento de expresión máxima, de enaltecimiento, de orgullo, de la exaltación de la patria a través de las diferentes banderas del mundo del fútbol.
En el tema concreto del Estado Nación, planteas una visión crítica, ¿cuál es tu planteamiento?
El artista no tiene que tomar partido. El artista tiene que hacer pensar sobre todas las cosas que tenemos a nuestro alrededor. Yo no tengo nada que decir. Yo no soy quién para decir qué es lo que hay que pensar, no hago propaganda. La política es fundamental, pero el arte es otra cosa. Tiene que ver con todo, pero nadie te tiene que decir lo que tienes que decir o pensar. Si tu grado de compromiso con la política es muy elevado y tienes claras tus intenciones, es mejor dejar el arte y meterte a político. Así lo hizo el comunista Jean-Jacques Lebel, dejó de hacer performances, se hizo político y su decisión fue entonces correcta.
El arte entonces como un compromiso con la sociedad y el momento actual en el que se vive, ¿con qué objetivo?
Se trata en definitiva de colocar la siguiente reflexión: ¿de qué estamos hablando? ¿De dónde viene el concepto nación, es un constructo? En el siglo XXI, en el que vivimos en la Word Wide Web (www), ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de autodeterminación, de nación? El tema no es de ahora, pero debemos de volver a pensar en qué consiste el tema de nación hoy. En el tema del nacionalismo ¿estamos hablando de dinero, de relaciones económicas, de tener más dinero y tú no me dejas? Tenemos que pensar sobre ello, sobre el propio concepto. Y es complejo en la historia, no desde lo blanco o lo negro, sino desde el gris, porque hay muchos grises.
La tendencia del universo, nuestra conciencia es global y común, habrá que superar lo que nos separa y pensar en lo que nos une. El nacionalismo (el catalán, el francés, el español, el alemán…) como sistema de pensamiento me parece rarísimo y habrá que pensar sobre ello.
Cristina Lucas, Light Years, 2009
Sigues trabajando el tema de los bombardeos, tras la exposición On the air, en la que tratabas con From the Sky Down los bombardeos aéreos sobre poblaciones civiles que ya leímos en m-arteyculturavisual.
Un proyecto de investigación que estoy prosiguiendo, en el que estoy entusiasmada, es el de los bombardeos en las poblaciones civiles. Sigo estableciendo una cartografía, la que hace la historia, el paso del tiempo. Es un trabajo becado por el BBVA, he estado investigando en los archivos de Dresde, el museo de la guerra. El Museo Histórico Militar de Dresde es desde 2011 un museo de la guerra atípico, reformado por el arquitecto Daniel Libeskind, en el que se presenta la guerra como un fracaso, como la muerte y la destrucción que de ella derivan. Es arte digital, necesitaba una estructura de programadores y tenía que ampliar las fuentes documentales de muchos de los bombardeos ocurridos en el País Vasco durante la Guerra Civil, al igual que en otros muchos lugares, ya que van saliendo más fuentes documentales y hay que incorporar esa información, de manera que la programación pueda permitir esas nuevas incorporaciones.
Cristina Lucas, From the Sky Down, 2013
Pero tendrá que tener un final.
Es un trabajo de work in progress, en continuo, pero tendré que parar en algún momento. Tendré que poner un tope y la exposición finalmente tendrá lugar en Hiroshima.
¿Otros proyectos en perspectiva?
Un trabajo muy soñado y muy difícil, es el de repetir la primera vuelta que se dio al mundo: la de Elcano. Yo quiero repetir esa ruta. La Tierra es un globo desde que llegó Elcano, todos nosotros estamos en el mismo barco.
¿Cómo es eso de repetir la vuelta?
Fue una vuelta económica, la de las especias, desde Sevilla hasta Tenerife, a Río de Janeiro, a Argentina, Estrecho de Magallanes, etc. Ahora estas vías están en desuso, ahora es el avión y son los cargueros y las navieras las que lo hacen. Quiero repetir la misma vuelta y grabarla, los pasos que fueron dando. Fue una odisea en toda regla, que demostró entonces que allí empezó la globalización, que todos estamos en el mismo barco, y que tenemos una conciencia común y que el planeta es uno.
Grabar con una cámara delante del barco y otra detrás, ver lo que vió esa gente. Luego proyectar las imágenes de modo rápido, deseo que el espectador pueda ver lo que vió esa gente cuando entra a la sala de exposiciones, como si estuviera en el barco. Quiero transmitir la incertidumbre, lo poético del mar…
¿Y el último trabajo, sobre las interpretaciones de la Quinta Sinfonía de Beethoven?
He hecho un trabajo con cinco directores de orquesta para un museo de Suecia, en donde se ven cinco interpretaciones de la Quinta Sinfonía de Beethoven, la canción que compuso para la Revolución Francesa, como homenaje al pueblo que se levanta. A Beethoven no le gustaba que cambiaran nada los directores de orquesta, tenían que seguir rigurosamente los tiempos, con el metrónomo, por lo que no había ningún espacio para la interpretación.
Los cinco directores, sin sonido, solo con gestos consiguen, por el lenguaje propio de cada uno de ellos, que todas las versiones sean diferentes, mirando a la cámara, y logrando cada uno de ellos su propia versión.
Cristina Lucas, La liberté raisonnée, 2009