In-Out House. Circuitos de género y violencia en la era tecnológica. Vista de una de las salas de la exposición
Emilia Quiñones
La exposición In-Out House. Circuitos de género y violencia en la era tecnológica, que permanecerá abierta hasta el 19 de diciembre en la Sala de exposiciones del Rectorado de la Universidad de Valencia, ha traído a esta ciudad algunos de los nombres más reconocidos en el ámbito del arte contra la violencia de género. En coherencia con el título, la labor de comisariado, que ha corrido a cargo de Mau Monleón Pradas, doctora en Bellas Artes, artista y profesora de la UPV, se ha preocupado por establecer la confluencia entre el espacio privado y el público, la violencia de género y la tecnología, una herramienta que, si ha sido utilizada por el patriarcado para articular nuevas formas de opresión, puede y debe ser contemplada y utilizada como un horizonte emancipatorio, constituyéndose, así, en un nuevo ámbito de empoderamiento para las mujeres.
El proyecto ha sido organizado por ACVG (www.artecontraviolenciadegenero.org), espacio web que se encarga de recopilar material para la investigación del arte contra la violencia de género y que se ha erigido en una plataforma de lucha contra este mal que nos acecha. La organización de la muestra ha contado con la colaboración de la Universidad Politécnica de Valencia y el patrocinio del Ministerio de Economía y Competitividad1. En esta entrevista dialogamos con Mau Monleón, que nos explica algunas de las claves de este proyecto.
EQ- La exposición tiene un título complejo que incluye muchos conceptos pero, al mismo tiempo, todas las obras expuestas tratan la violencia de género. Cuéntanos por qué se habla en el título de «género y violencia» en lugar de utlizar la expresión, más común, «violencia de género».
MM- La muestra trata sobre la violencia de género y quiere poner énfasis en la tecnología ligada a los procesos de la globalización, ya que esta incluye formas específicas de violencia que están directamente relacionadas con la tecnología y en las que la ecuación capitalismo=patriarcado resulta especialmente clara y reveladora. No se trata solo de un gran negocio a favor de nuevas formas de explotación de las mujeres, sino también de herramientas de control como puedan ser los medios de masas (prensa, televisión, etc.) e Internet, que a menudo fomentan la desigualdad y la explotación de las mujeres.
Es importante hacer hincapié en la palabra «género», ya que de ello trata la exposición, de mirar el mundo desde un punto de vista de género y de poner de relieve la violencia ejercida sobre las mujeres por el mero hecho de ser mujeres.
EQ- ¿De dónde nace tu interés por la violencia de género?
MM- A nivel personal he sufrido violencia de género psicológica por parte del mi expareja y esta experiencia vital se ha constituido en un revulsivo que me ha permitido ampliar la visión de género mucho más allá de los límites de la empatía.
Todas las mujeres deberíamos estar implicadas en la visibilización de la violencia de género que sufrimos. Existe una violencia de género estructural. Por ejemplo, se nos paga menos por el mismo trabajo que realiza el hombre o se nos despide si estamos embarazadas. La violencia simbólica se ejerce a través de los anuncios, las imágenes, la educación en los estereotipos que configuran los roles de las mujeres, conceptuadas, todavía hoy, como sumisas, dóciles y débiles frente a un género masculino fuerte, competitivo y poderoso. El maltrato físico puede llegar a la muerte. Es lo que se conoce como el «feminicidio», que en España se ha cobrado más víctimas que la organización terrorista ETA.
Martha Amorocho, Lo llevo puesto
EQ- Las obras seleccionadas son principalmente de América Latina y España. ¿Por qué se han seleccionado estas dos regiones?
MM- Delimitamos el contexto geográfico de nuestro proyecto en torno a un ámbito cultural que incluye España y, dentro de América Latina, Colombia, Argentina, México, Guatemala, Brasil, Ecuador, Costa Rica, Chile y Perú (América Central y Sudamérica), y esto por dos razones fundamentales. Por una parte, nos interesaba remarcar el machismo cultural hispano existente en América Latina y España, reforzado por la mitología catolicista. Por otra parte, si bien la violencia de género es universal y la cultura latina se ve impregnada por un mestizaje de formas de ejercer la violencia, nuestra intención ha sido la de consolidar unos primeros lazos de unión entre colectivos que trabajamos por la igualdad en el marco del feminismo. Colectivos como La Redhada del Caribe colombiano, profesores, profesoras, investigadoras e investigadores como los que se integran en el grupo Continente, de Argentina, o más cerca, en Murcia, el grupo de investigación Arte y Políticas de Identidad.
La exposición contiene un ciclo de video coordinado por Gabriela Golder y otro del Laboratorio de Creaciones Intermedia coordinado por Mónica del Rey Jordá. Incluye, además, una sección con documentación sobre proyectos educativos y para conectar la sala con la Facultad de Bellas Artes, se exponen en el Espai en vitrina una serie de carteles de 2010 de feminicidio.net titulados Las cifras de la barbarie, así como las camisetas realizadas ex profeso para ACVG por la artista valenciana Silvia Molinero Domingo.
EQ- ¿Cómo se relacionan las dos regiones en términos de comisariado de la exposición?
MM- Fundamentalmente por los dos tipos de violencia de género que se ejercen. El feminicidio que se ve en México, con cifras espeluznantes, existe también en España donde, a estas alturas del año, llevamos ya 51 muertas. Esta violencia física que mata a miles de mujeres es sólo la punta del iceberg. En España se dan unas 350 denuncias diarias por violencia de género, pero en algunos países de Centro y Sur América ni siquiera es posible conseguir estadísticas.
En la exposición las obras se interrelacionan de manera que se va produciendo un diálogo entre ellas y al mismo tiempo una confrontación. Puesto que contamos con la aportación especial de la artista norteamericana Suzanne Lacy, pionera del feminismo radical de los 70 en el tratamiento de la violencia de género, hemos dedicado una pequeña sala a su obra, con videos como, entre otros, In Mourning and In Rage, Three Weeks in May, ambos de 1977, y Auto: Body, de 1993.
Por otra parte, la generación de artistas, mujeres y hombres, que participan en In-Out House es muy contemporánea, con obras realizadas desde 1997 hasta proyectos concebidos específicamente para la muestra.
EQ- Hablando del comisariado, coméntanos un poco qué criterio se adoptó a la hora de seleccionar las obras.
MM- Partiendo de la demarcación geográfica, que ha sido el criterio prioritario a la hora de abarcar formas específicas de violencia de género en España y América Latina, ha habido otros criterios que también tienen que ver con el título de la exposición In-Out House: el hecho de que las obras traten este tema del “dentro y fuera de la casa”, de que la violencia de género sea contemplada desde el punto de vista de los diferentes imaginarios culturales y, también, de su relación con las tecnologías.
Al hablar de tecnología hemos incluido proyectos realizados con los medios que el feminismo siempre ha utilizado desde sus inicios: la performance, el video, la fotografía y, más recientemente, el net.art. El punto de vista de muchas mujeres es activista, cyberfeminista y videoactivista, y ha evitado por todos los medios caer en el victimismo que transmiten los medios de comunicación y abogar por el empoderamiento de las mujeres.
En este sentido, hemos podido contar con la valiosa aportación de artistas de reconocido prestigio internacional, como Graciela Taquini, Beth Moysés, Lorena Wolffer, Regina José Galindo y aquí, en España, Virginia Villaplana, Pedro Ortuño, Carmen Navarrete o Marina Núñez, entre otras y otros. Sin embargo, este no ha sido el criterio principal, sino más bien el interés que las obras podían suscitar y el hecho de poder incluir a otras artistas menos reconocidas que también trabajan en el ámbito internacional.
EQ- Muchos trabajos seleccionados para la muestra son vídeos o fotografías de performances que han realizado las artistas. ¿Puedes abundar un poco en la forma en que los diálogos del cuerpo en el arte contemporáneo se utilizan actualmente contra la violencia de género?
MM- Existe ya una sólida tradición en la utilización de la performance por parte de mujeres artistas, un recorrido que se remonta a las escuelas pioneras de Fresno y California en los 70, enclaves históricos del accionismo en los que el cuerpo de las mujeres se transformaba en vehículo de denuncia a través de obras sencillas pero directas que nos exhortaban hacia la liberación sexual, que denunciaban los roles de la mujer como madre o, como en el caso de Yoko Ono, que ponían el acento en la objetualización del cuerpo.
Pienso que, actualmente, la performance continúa siendo válida, y que retoma los puntos cardinales de la relación del cuerpo de las mujeres con el arte siendo que precisamente estas relaciones se han ampliado por el uso de las tecnologías. Hoy en día existe una relación muy directa entre el cuerpo, la apropiación de signos de violencia como la sangre o la herida, y los mass media, a través de los cuales se difunde y se hace posible la circulación de las imágenes. Esta es la razón por la que muchas artistas utilizan el video como dispositivo que documenta una performance y que les permite extenderla a un público más amplio, haciéndola visible en el contexto de las salas de exposiciones pero también en la televisión o en la propia Internet.
EQ- En términos de cultura visual o estudios de la visualidad, ¿qué novedades aporta esta exposición?
MM- A toda la obra se le da visibilidad a través de la imagen tecnológica y se le da importancia especial a Latinoamérica confrontándola con España.
La exposición se puede leer como un campo abierto de trabajo donde, más que obras, lo que se muestra son propuestas que se mezclan con proyectos de investigación. Especialmente la cantidad y calidad de los videos recopilados requieren de un tiempo de lectura y de un compromiso activo por parte de la audiencia, así como también la sección dedicada a los proyectos educativos, con libros, revistas y páginas web especializadas que, en muchos casos, van dirigidos a un público que va desde la adolescencia hasta la madurez.
EQ- Resulta sorprendente la densidad del catálogo que se publica para la exposición. ¿Cuál es la idea que ha alentado este esfuerzo?
MM- En principio la publicación recoge investigaciones teóricas e incluye también textos de artistas. Abarca un total de 48 expositoras y expositores con fotografías y explicaciones de cada proyecto. Además, cada una de las y los artistas ha realizado su aportación teórica, a lo que hay que añadir las colaboraciones de Irene Ballester, Juan Vicente Aliaga, Rocío de la Villa, Ana y Carmen Navarrete y Emilia Quiñones. Todo ello con la voluntad de erigir este proyecto en un punto de referencia en los estudios de violencia de género y arte, dirigido tanto al ámbito académico universitario como a todos y todas los hombres y mujeres, estudios@s y profan@s en el tema, que quieran conocer y profundizar en él, precisamente porque es una herramienta activa para la visibilización y sensibilización para la ciudadanía.
1. Fondo del MEC (antiguo MICIN) para la realización de acciones feministas de carácter urgente.