María José Aranzasti
La reciente exposición La casa grande realizada en el Patio de Armas de la Ciudadela de Pamplona ha supuesto cerrar todo un ciclo en la trayectoria artística de María José Recalde (Pamplona, 1964). En ella se han presentado doce esculturas de gran formato y doce pinturas, enmarcadas dentro de la figuración expresionista. Las esculturas de la artista están siempre relacionadas con la figura humana y en esta ocasión, gran número de ellas asociadas a perros, que forman un contrapunto horizontal frente a la verticalidad de las personas: “Si viviera en África, probablemente pintaría y haría jirafas y tendría buena relación con las cebras, señala la artista. Aquí el animal más cercano, accesible y coloquial es el perro… Acompañan a muchas de las figuras como un amigo más”. La artista, junto a su también compañero y gran pintor Juan Sukilbide habitan en el pueblo navarro de Eraul, donde se yergue con orgullo una encina milenaria, cerca de los fascinantes Parques Naturales de Urbasa y Andía.
María José Recalde, La casa grande, xilografía 112 x 154 cm.
María José Recalde reutiliza objetos que ella misma almacena y les otorga nueva vida. Utiliza cuerdas, chapas, huesos de animales, trastos viejos, objetos y cosas que otros ya no quieren, provenientes de chatarrerías y escombreras. Objetos y cosas que todavía conservan el paso, la huella del tiempo y una pátina de nostalgia. En algunos otros enseres y anteriores series artísticas afloraban también valores etnográficos muy poderosos: materiales del campo, viejas palas y aperos de labranza.
Sus esculturas están muy bien ejecutadas formalmente, maneja con habilidad y destreza todos los recursos técnicos. A la búsqueda de texturas, la artista emplea todo tipo de materiales que encuentra: hierro, cobre, zinc, conchas, cuero, telas, trozos de madera, clavos etc.
María José Recalde, JUMP, hierro, 160 x 168 x 150 cm.
Desde su anterior gran exposición en Güeñes (Bizkaia) la artista utiliza también un nuevo material muy resistente: el cemento cotegran que se utiliza para fachadas como en las piezas Niño del valle del río Omo, Caballo marroquí, Up, Un paseo en bici. Este empleo va a ser también clave en su devenir artístico para realizar obras de gran formato para exteriores.
En estas esculturas como en otras obras anteriores se plasman influencias de la larga estancia realizada en Senegal, en el tratamiento de la vestimenta de las figuras, en los estampados de procedencia étnica africana que, por supuesto, también se ven reflejadas en las pinturas de estas mismas figuras.
María José Recalde, Niño del valle del río Omo
Su obra resulta, además de verdaderamente atractiva, un compromiso fiel a la época que le ha tocado vivir, una bocanada de frescura en el ámbito de la escultura que muchas veces se nos manifiesta maniatada y encerrada en sí misma. La creatividad en Marijose Rekalde, supone un soplo de savoir faire y de coherencia en la producción artística navarra.
Perro sanador (2009-2010) es una incursión en el dolor y la enfermedad, tras la pérdida de su hermana. Escultura e instalación sirven para reflejar parte de la vida de la artista.
María José Recalde, Perro sanador
En la pintura se advierte también una predominancia de componentes escultóricos, una tendencia por la densidad y la fuerza, junto con cierta agilidad de trazos, sin fijarse demasiado en los detalles, buscando siempre unos rasgos marcadamente expresionistas.
Estas pinturas se entroncan y se mezclan en el espacio doméstico de la casa, con los miembros que la habitan, junto con los objetos del entorno: las propias esculturas y las pinturas, en un único todo, la Casa Grande, concebida “como una obra en sí misma”.
MJA- ¿Un pueblo muy pequeño, con muy pocos habitantes que se compagina con una Casa Grande?
MJR- Nos venimos a vivir a un pueblo porque en él puedes centrarte mejor en el trabajo. Los dos nos dedicamos a la creación y trabajamos en grandes formatos. La casa es determinante en mi trabajo, es generadora al tener muchos lugares que ocupar. Según la habitas va creciendo, se va convirtiendo en un hervidero de creación, en una obra en sí misma.
MJA- La escultura es un juego experimental pero vital para ti, siempre en acción, a veces en pugna con la pintura, aunque empezaste tu trayectoria artística como pintora, pero es esa misma acción la que te permite avanzar en un proceso constante de proyecto y trayectoria creativa.
MJR- Empecé a hacer escultura cuando vivíamos en Dicastillo, ya que la casa grande me permitía acumular cosas y porque la dueña de la casa me iba dejando usar nuevos espacios: bajeras, corrales, patio, bodega… Y así la escultura se fue tornando en mi quehacer natural. Muchas veces quiero volver a la pintura pero me siento atrapada por los objetos y los materiales, a pesar de que cuantas más cosas acumulo, menos fuerzas me quedan. La pintora que a menudo soy no se habla con la escultora que llevo dentro, es una lucha de energías. Aunque por otro lado hay una simbiosis entre ambas disciplinas. Prefiero la investigación que implica juego.
MJA- ¿Cómo es el proceso habitual de creación a la hora de realizar una obra, cómo y por qué motivo elijes una opción, de qué manera surge? ¿En definitiva aplicas una metodología?
MJR- La acción desempolva el pensamiento. Al estar trabajando surgen conexiones mentales que me llevan a nuevas ideas: un doblez inesperado, una relación de objetos, un accidente prometedor, un trenzado en sentido contrario…
MJA- ¿Cuál es el proceso, el método?
MJR- Me gusta empezar cosas, mi cabeza va más deprisa que mis manos, así que cuando llevo bastantes días con la misma actividad (muchas esculturas requieren una gran cantidad de horas de dedicación) suelo empezar otra. Si continuara con la primera me desinflaría. Una vez perdida la euforia inicial el trabajo se hace pesado, repetitivo y cansado, así que alterno varias obras para que siempre haya un grado de excitación que me motive para seguir trabajando. En realidad, este método es un poco esclavo, ya que a la larga, como hay que terminar todas las piezas, lo que provoca es que nunca se termine el trabajo.
MJA- ¿Y las ideas de ese precario equilibrio, en las figuras de los niños del río del valle de Oma, con esos cacharros imposibles encima? ¿La del caballo marroquí?
MJR- La utilización de cazuelas antiguas, me viene desde hace mucho tiempo. Es un material muy cercano y que está muy a mano de casi todos. En Etiopía se pintan el cuerpo entero y esas imágenes de los niños con tocados de flores y plantas descomunales me gustaban. Yo he reflejado un desequilibrio sin ser algo hierático pero he querido mantener la verticalidad. La imagen del caballo marroquí la tenía en la cabeza, son como fogonazos que me vienen, pero los tengo presentes en la mente y afloran en la acción del trabajo.
MJA- ¿Y la Quijota?
MJR- Ya en el Quijote comprobamos ese personaje fantasioso, proveniente de un mundo fantástico. En mi obra la Quijota ella misma lleva su alter ego, es ella en pequeñita, hecha con los mismos materiales. Forrada de libros para relacionarla con la literatura.
MJA- Como tú misma has dicho al comentar tus obras, el querer pintar sin pintura te ha llevado al collage, a la xilografía, a los cuadros hechos con la máquina de coser. Son en definitiva bodegones, naturalezas muertas que retratan a las propias esculturas, que hacen de modelos para las pinturas.
MJR- Debido a que la obra que realizo es bastante autobiográfica utilizo la figura humana para expresarme. En la casa anterior, las esculturas no habitaban la vivienda, se quedaban en los corrales donde habían visto la luz. Eran Juan, amigos, pintores, los músicos de la banda de música, los que salían representados. En la Casa Grande, en Eraul he elegido como nuevos habitantes a las esculturas, como modelos mudos y estáticos para las pinturas. Pintando personas quería ser Picasso: directa y expresiva. Ahora me gustaría ser como Matisse, pintando escenas coloristas. Donde las esculturas hacen el papel de naturalezas muertas.
MJA- ¿Tu obra forma parte en definitiva de un laboratorio experimental, tras un proceso de reflexión para realizar trabajos en serie que se van repitiendo a lo largo del tiempo?
MJR- No soy muy reflexiva ni conceptual. El propio trabajo es el que me va llevando a utilizar unos objetos u otros. En el propio devenir del usar, me van viniendo las ideas. Los temas los voy repitiendo en cadencia con el tiempo. Tomas un punto y lo retomas, vas madurando. El tema de la casa, el del perro han sido un punto recurrente de partida, pero ya compruebo que es un círculo que se cierra y que volverá a reaparecer. Ahora necesito que entre algo nuevo, no sé seguro qué va a ser pero sí que va a estar relacionado con el tema de los niños y de los retratos.
María José Recalde, Mujer equilibrista y Monalisa
Se pueden visualizar en el blog de la artista vídeos para ver in situ el proceso de creación de muchas de sus obras, en la página http://marijoserecalde.wordpress.com
A lo largo del mes de marzo, la prestigiosa realizadora Julia Juániz presentará el documental El lenguaje de los objetos, mediometraje apoyado por el Gobierno de Navarra y que mostrará la manera de trabajar y de crear de Marijose Recalde.
El catalogo en pdf de la exposición de la Ciudadela aquí:
http://www.m-arteyculturavisual.com/wp-content/uploads/2013/02/la-casa-grande-marijose-rekalde-Cata%CC%81logo-2012.pdf