CATACLISMO

LOS 80 EN PAMPLONA

Menchu Lamas

LOS 80 EN PAMPLONA

Asun Requena Zaratiegui, artista

Parece que se van vislumbrando unos nuevos criterios de comisariado que empiezan a enseñar y valorar el trabajo de esta generación posfranquismo cuyo estado político y social actuó como un revulsivo ante la dictadura y nuevos aires para la democracia todavía niña.

En este caso ha sido el Ayuntamiento de Pamplona, en Ciudadela, concretamente en la Sala de Armas, un espacio grande y abierto el que ha decidido apostar por la década. Ayudados por las donaciones del legado de la Fundación Pi Fernandino y por la Colección Los Bragales, exponen obras de gran formato en su mayoría que se alternan en cuasi paridad con obra gráfica.

La Fundación Pi Fernandino muestra intrínsecamente la voluntad de un matrimonio de contextualizar una época reflejada en las obras elegidas. Aunque ellos han hecho más énfasis en el coleccionismo del videoarte, su mecenazgo también se ocupó de las bellas artes por antonomasia.En la exposición es una pena que no haya muestra de esta rareza museográfica para la colección de esos soportes en aquellos años, aunque para algunos seguirá pareciéndoles igual, la pedagogía va lenta.

Los Bragales ha conseguido en Tenerife y gracias al ingeniero Jaime Sordo que comienza su colección en los años 70 del siglo pasado mostrando interés en su época de estudiante y adquiriendo obra desde esa edad temprana, algo irrepetible. En 2013 el IAC reconoce su labor como coleccionista.

Esta exposición que ya ha sido montada en otros lugares de España pero con variaciones debido al comisariado, desempeña un papel importante en Pamplona y se podría comparar a la realizada sobre la Abstracción, Abstraktu, en 2019, que supuso un hito al mostrar uno de los múltiples recorridos recorridos en el arte abstracto. Ambas carecen de una información para la posteridad, aunque sí se encuentra un código QR con la nota de prensa, pero no tienen una publicación que asiente bibliográficamente lo sucedido para generaciones venideras que puedan beber de sus fuentes. Sabemos que el soporte digital es inmediato y rápido, pero el formato papel todavía funciona, no para la venta, porque la compra es mínima, pero sí para investigación.

Estas dos muestras demuestran que el arte abstracto y expresionista ha funcionado y funciona, que siguen existiendo mecenas que se ocupan de esas obras, y que dichas museografías marcarán uno de los caminos hacia el reconocimiento y la mala fama del estilo.

Dan ganas de coger un avión y plantarse en Tenerife para poder visualizar la restante obras de la colección, aunque es muy viajera. El hecho pedagógico de compartir con la península sus tesoros resulta admirable y enriquecedor.

Volviendo a la exposición de los 80, aunque muestre obras de la década, no es una visión de nuestra tierra que en aquellos tiempos contaba con unas características políticas y sociales más crudas que en el resto del país. No me cabe duda que esa muestra llegará en un momento de apertura por parte de los artistas que coincide a la vez con las crisis social ante la obra de los mismos. Miremos alrededor: Abel Azkona, Asun Requena, Pablo Hasél, Charo Corrales, etc..

Ahora sí, entre las artistas seleccionadas para la muestra está la navarra recientemente fallecida Isabel Baquedano con obra gráfica, visión interesante de su legado porque lo que más se ha mostrado hasta el momento en las monografías es obra sobre lienzo, tabla, papel pero poca obra gráfica o de otro estilo. Los colores de la litografía me recuerdan a su alumna y artista, Amaya Aranguren. La obra de Baquedano supone otro punto de vista sobre su creación, totalmente inspiradora, dos planos de color rojo inglés y verde medio separados por una franja negra vertical y en un segundo plano, un estudiado dibujo de línea que le caracterizaría durante toda su trayectoria. Otra de las participantes es Cristina Iglesia con una obra de gran formato, serigrafía en seda, en blanco y negro de 2007, Fuga a seis voces, totalmente referencial a sus puertas y a los elementos naturales como la vegetación. La técnica predice la escultura.

El lienzo de Menchu Lamas absorbe a la espectadora frente a su grandiosidad, no tanto por el gran formato, sino por el poder que confina el color amarillo que rodea a la figura del primer plano con los complementarios. Serea- flautista (1984).

Victoria Civera propone dos serigrafías con cristal de 1981 de la II Carpeta de Silencios, Sin título I y II, la primera en tonos fríos complementarios, azules y amarillos, con líneas quebradas y abigarradas, que respiran por los diferentes semitonos de un mismo color azul hacia claro. La segunda serigrafía no tiene nada que ver. Hay lugar para la respiración alrededor de la representación central, con trazos de grafito que parece sugerir una cabeza con unidades mínimas de significado como la línea en tonos cálidos.

estampaciones de Isabel Ibáñeez y Mariano Royo

Encontrar a Isabel Ibáñez, artista navarra, entre los artistas oficiales navarros provoca un aliento de frescura, con sus obras sin título donde sus serigrafías plasman la investigación de la abstracción, y no hace falta ningún título. Pero además gusta más por encontrarse colgada con la obra de Mariano Royo que tuvo toda la culpa de que naciese la abstracción en Navarra, donde vivió y creó escuela. Otra de sus alumnas fue María Teresa Izu, artista que murió muy joven. Me resulta raro no encontrar obra del navarro afincado en Pamplona y que creó escuela, José Antonio Eslava y participante en los Encuentros del 1972 en el Museo de Navarra. La última representante entre las feminas, Susana Solano, con un grabado basado en la línea curva y el movimiento. Como protagonista, la línea curva, la intensidad del grafito y la calidad del soporte crudo.

La muestra se completa con una serie de artistas de interés internacional que podemos disfrutar gracias a la asociación de las fundaciones: Eduardo Gruber, Xavier Grau, Antón Llamazares, Juan Navarro Baldeweg, Antón Patiño, Manolo Quejido, Santiago Serrano, José María Sicilia, Juan Uslé, José María Yturralde, Xexús Vázquez, Alfonso Albacete, Carlos Alcolea, Miquel Barceló, José Manuel Broto, Miguel Ángel Campano, Carlos Franco, Ferrán García Sevilla, Juan Luis Alexanco, Eduardo Arroyo, Rafael Bartolozzi, Luis Gordillo, Antón Llamazares, Guillermo Lledó, Antoni Llena, Albert Ráfols- Casamada, Juan Luis Zumeta, Antoni Tàpies, Jordi Teixidor, Pedro Salaberri y Mariano Royo, entre otros.

Parece que una parte del arte empieza a salir de la oscuridad. Me siento más feliz.

80. Pintura y obra gráfica en España, Sala de Armas, Ciudadela, Pamplona. Hasta 11 de abril 2021.

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