María Álvarez
Pocas exposiciones consiguen aunar en sus obras emoción y significado con tanto acierto como De madonna a madonna. (De)construcciones de lo femenino en la sociedad contemporánea. El propio título resulta prometedor, anunciando una revisión atrevida del término artístico madonna, dedicado tradicionalmente a las imágenes de mujeres ilustres y, en especial, de la Virgen como modelo máximo de perfección. (De)construir este concepto bajo los parámetros de la sociedad actual inevitablemente implica una gran dosis de transgresión y por qué no, de osadía. Definir la imagen de la “madonna” actual supone (re)configurar el repertorio iconográfico femenino desde la Edad Media hasta el día de hoy; no resulta tarea fácil. Hasta el siglo XX, el papel femenino podía resumirse en pocas palabras de obligado cumplimiento: esposa fiel y madre abnegada. Sin embargo, en el presente, la imagen de la mujer se ha convertido en un complejo poliedro donde no caben catalogaciones estrictas. Para abordar los aspectos más destacados del rol femenino dentro de la sociedad actual, Paco Barragán, comisario de la muestra, ha organizado las obras dividiéndolas en cuatro grupos interrelacionados entre sí.
El primero de ellos anuncia ya el tono crítico y provocador que impregna todo el recorrido. ¡Quiero ser santa, quiero ser beata! aborda, bajo la ironía de una provocadora canción de Alaska, la indisoluble relación entre la mujer y la religión. Partiendo de imágenes marianas medievales, se analiza la apabullante influencia que el catolicismo ha supuesto sobre la figura femenina y su papel en la sociedad. El Cristianismo ha definido, a lo largo de los siglos, una mujer sumisa, virgen, recatada y devota, servidora supeditada al hombre, de sexualidad reprimida, fiel a sus oraciones e imitadora terrenal del único ideal femenino posible: la propia Virgen María. Tradicionalmente, cualquier comportamiento al margen de este modelo ha sido repudiado y sometido a feroces juicios morales.
Shirin Neshat, The Last Word, 2003. Video-instalación, 35 mm., 18’. Cortesía MUSAC, León.
Aunque en la sociedad actual, cada vez más laica, resulta innegable que esta concepción religiosa se ha ido erradicando, artistas como Shirin Neshat, Lorna Simpson o Cristina Lucas se plantean a través de sus obras si realmente la mujer ha alcanzado la autonomía absoluta y la liberación de esos prejuicios morales. Si, también en la práctica, ha dejado ser observada por la sociedad bajo una lupa enjuiciadora que limita su libertad.
Madre y muñeca: entre el mito de la maternidad y el timo de la belleza es el segundo bloque, ineludible en esta revisión. Tomando de nuevo como referencia la figura mariana, la sexualidad femenina ha quedado, a lo largo de los años, limitada a la procreación, principal función femenina dentro de la sociedad. La maternidad ha sido considerada asignatura obligatoria de la mujer y así lo ha plasmado el arte, promocionando las escenas maternales como modelo ideal de realización femenina y reservando las imágenes más censurantes para aquellas mujeres que permanecieron ajenas a él. Mediante una contraposición de obras antiguas y otras contemporáneas de Federico Beltrán Massés y Julia Fullerton-Batten entre otros, queda plasmada la evolución de esta idea tan arraigada en todas las sociedades.
Anónimo, Adoración de los Reyes, siglo XVII. Colección Museo de Arte de Salamanca
Federico Beltrán Massés, Salomé, 1932. Colección Museo Art Nouveau Art Déco Casa Lis
Ligado al tópico de la maternidad y, quizás como sustituto, aparece el de la belleza. Si en tiempos pasados a la mujer se le exigía ser madre para constar en la sociedad, en la actualidad la tiranía se centra en el culto a la perfección física. Hoy la sociedad permite a la mujer elegir su maternidad, pero la esclaviza exigiéndole una belleza dentro de los cánones establecidos. La delgadez y la conjura ante el paso del tiempo se han convertido en las nuevas obligaciones femeninas canonizadas desde las religiones de la moda y la publicidad. Julia Fullerton-Batten, Laura Mosquera y Eli Cortiñas abordan la realidad de que, si en el pasado no había lugar para las rebeldes que se negaban a la maternidad, ahora no lo hay para aquellas que, no caen en el timo de la belleza ni están dispuestas a convertirse en muñec
Julia Fullerton-Batten, Donna (de la serie “Unadorned”), 2012. Fotografía a color, 63×79 cm. Cortesía Cámara Oscura, Madrid .
En tercer lugar, DIY: instrucciones para una mujer mutante en la era ‘post’, revisa el papel de la mujer en una época donde términos como “post feminismo”, “post sexualidad” o “post pornografía” siguen provocando debate. ¿Está todo dicho respecto a estos temas?, ¿queda algo por aportar, logros por alcanzar?… son algunas de las preguntas que parecen transmitirnos al respecto las obras de Cabello/Carceller, Alexis Esquivel o Elisabeth Peyton. No son pocas las voces que afirman, desde distintas esferas, que las reivindicaciones feministas son innecesarias porque carecen de sentido en la actualidad, que las mayores desigualdades ya han sido superadas. No obstante, la realidad parece contradecirlas: la industria del sexo y la pornografía sigue mayoritariamente dirigida al público masculino, la equidad absoluta en el mundo laboral continúa siendo, en gran medida, una falacia; las exigencias de la estética siguen recayendo sin tregua sobre la imagen femenina, las consecuencias violentas de rebelarse ante la autoridad masculina dentro del hogar siguen siendo demasiado graves y frecuentes también en las nuevas generaciones… ¿Realmente las mujeres ocupan en la sociedad actual un lugar paralelo al del hombre?, ¿tiene sentido luchar por la igualdad sin renunciar a la femineidad?
Cabello/Carceller, Desislava como Colin Farrell (2010), fotografía a color, 100×140 cm, colección Fundación Coca-Cola
Como colofón, ¿Por qué no han existido mujeres artistas? reflexiona sobre la escasez de firmas femeninas en la Historia del Arte así como su paulatina incorporación. Supone una evidencia innegable que, hasta el siglo XX, los nombres de mujeres artistas ocupan apenas unas cuantas líneas en la ingente nómina de autores. Lo que encierra menos obviedad es la razón. Sin duda, aunque podría convertirse en la explicación más cómoda, roza la estupidez suponer al colectivo femenino una absoluta falta de talento creativo a lo largo de veinte siglos. En cambio, tras analizar la sociedad, asoma una lógica plausible: en un mundo dominado por el hombre, donde el rol de la mujer se limitaba a ser esposa, madre y devota, no había para ellas cabida en ninguna otra parte. Si cualquier actividad profesional fuera del hogar y de las “ocupaciones laborales apropiadas a su sexo” eran censuradas y consideradas de “dudosa moralidad”, imaginemos cuántas dificultades encontraría una mujer, solo por serlo, para dedicarse al arte, profesión liberal y bohemia por antonomasia; cuántas puertas se le cerrarían antes de llamar. Sin grandilocuencias teóricas, Nicola Verlato, Sandra Gamarra, Alexander Apóstol y Maribel Castro, entre otros, manifiestan esta reivindicación con una original revisión artística donde las mujeres son protagonistas de esa misma historia del arte de la que se han visto excluidas.
Maribel Castro, Lapsus, 2007. Fotografía a color, 87×60 cm. Cortesía de artista.
Cuatro reflexiones, noventa y una respuestas. Sin embargo, la última pregunta aun flota en el aire: ¿Cómo serían el mundo y el arte si las mujeres hubieran podido hacer oír su voz?
De madonna a Madonna. (De)construcciones de lo femenino en la sociedad contemporánea, DA2 Domus Artium 2002 Salamanca. Hasta el 5 de mayo de 2013.