ENTREVISTA A MARISA GONZÁLEZ
Dora Román
¿Como te enteraste de la concesión del Premio Velázquez? ¿Quien te lo comunicó?
No tenía ni idea que se decidía esa mañana del 24 de octubre de 2023. Fue una sorpresa, estaba trabajando en mi estudio cuando sonó el teléfono fijo hacia la 1:30 del mediodía -cuando suena el fijo casi siempre es algún comercial-, así que respondí con pocas ganas. Me llamaban del Ministerio de Cultura, el Director General de Bellas Artes, muy amable. Tras darme la enhorabuena, lo primero que me preguntó es si aceptaba el premio y respondí de inmediato que por supuesto, máxime viniendo de un gobierno progresista, y dije que me parecía prepotente el rechazarlo, recuerdo que usé este término.
Eres representativa de una generación de artistas que ha marcado el tránsito de la era analógica a la cultura digital, con sus investigaciones, creaciones e innovaciones, y algunos de tus compañeros ya lo habían recibido, como Concha Jerez, Esther Ferrer o Valcárcel Medina. Lo tenías merecido hace muchos años.
Muchas gracias, la verdad es que las personas que citas son trabajadoras incansables desde nuestros inicios profesionales.
Empecé en el mundo analógico primero con las fotocopiadoras en Generative Systems, con mi profesora y fundadora Sonia Sheridan en el Art Institute de Chicago, en los años 1971 a 1973. En el mundo digital me inicié en la primera exposición inaugural del Centro de Arte Reina Sofía «Procesos: Cultura y Nuevas Tecnologías» con la misma profesora y artista Sonia Sheridan en el año 1986.
Marisa González y Sonia Sheridan en la inauguración de la exposición «Procesos» en el Reina Sofía, 1986
Sonia Sheridan, Ouka Leele y Marisa González grabando «Procesos», 1986
¿Qué supone recibir este Premio? ¿Compensa un galardón así los momentos difíciles de una trayectoria tan larga?
Por supuesto que sí, es tan gratificante… tan emocionante. A veces no me lo creo. Somos muchas las que trabajamos duramente y muy pocas las premiadas.
Esta condecoración se une al Premio MAV 2020, también en reconocimiento a tu trayectoria. Creo que es muy entrañable para ti, porque has formado parte de la Junta Directiva de MAV y porque sigues muy vinculada a la Asociación. ¿Es así?
Efectivamente, el primero fue el premio MAV, pero este me llegó muy tarde, por estatutos, ya que si has pertenecido a la Junta Directiva de MAV, no se puede otorgar el premio hasta transcurridos cuatro años después de concluir la pertenencia a la Junta Directiva, en mi caso como vicepresidenta. Por esta razón el premio tardó en llegar.
Mi vinculación con MAV sigue viva, ya que pertenezco al comité de asesoras, al igual que otras muchas «ex».
Tu camino ha sido muy largo, has participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, en importantes galerías y prestigiosos centros de arte españoles y extranjeros, y en bienales como la de Venecia en varias ocasiones, pero ¿crees que este premio puede suponer un antes y un después en tu carrera?
Sí, ha sido un trabajo constante, arduo e incansable. ¡Reconocido por fin! Este premio conlleva una retrospectiva en el Museo Reina Sofía para la que tengo que trabajar concentrada absolutamente hasta su realización, no quiero dispersarme con otras exposiciones. A partir de ahora, excepto en las que ya tenía agendadas, no voy a participar en ninguna otra muestra hasta después de la del Reina Sofía.
Además, el jurado señaló que “feminismo, memoria y arqueología industrial, reciclaje y ecología, y atención a los procesos de exclusión y precariedad son otras notas que caracterizan tu trayectoria”. Y consideraron que eres “espigadora incansable de archivos, documentos y arqueologías industriales, siempre comprometida frente a las desigualdades sociales y las amenazas ecológicas en nuestro mundo globalizado”. Ciertamente estos rasgos, de los que no te has desprendido nunca, los podemos seguir a lo largo de toda tu carrera.
Efectivamente, a lo largo de más de cincuenta y tres años de profesión, cuando terminé Bellas Artes en Madrid el año 1971, e inicié ese mismo año mi experiencia en el Art Institute de Chicago. Tomé los cursos nuevos para mí como eran Fotografía, Vídeo, Sensory Potentials, equivalente a Performance, y Generative Systems, un departamento de Nuevas Tecnologías creado por la artista e investigadora Sonia Sheridan.
Sistemas generativos
Con ella inicié mi proceso creativo, resaltando tres constantes en mi trabajo: el uso de la tecnología, el compromiso social y el reciclado en paralelo con la evolución de las máquinas.
El primer proyecto fue la serie «Anónimos» con la primera fotocopiadora a color del mundo recién inventada, la 3 M Color in Color en USA, y era la época de la lucha contra la guerra del Vietnam. Además compuse la serie fotográfica denominada «La violación» mediante secuencias fotográficas a una muñeca abandonada en un vertedero en el barrio negro de Chicago.
La violación (1971)
Posteriormente, en Washington DC, en la Corcoran School of Art, en los años 1975 -76 realicé la extensísima serie «Violencia mujer” con mi profesora la artista feminista newoyorkina Mary Beth Edelson.
Violencia mujer Mary Beth Edelson
Con su participación creé un trabajo colaborativo junto a mis compañeras de estudios, con la máquina Thermofax. Entre otros, la serie «La mulata y sus máscaras” y la serie “Presas».
La mulata y sus máscaras
En estos años también realicé la serie “Maternidad”.
Maternidad
A mi regreso a España a finales de los años 70, estuve varios años trabajando con grafías musicales con la fotocopiadora color, y las series fotográficas “Clónicos”, realizadas con los cientos de cabezas de muñecos de la fábrica Famosa.
Clónicos
Esta serie “Clónicos” se extendió con el sistema digital Lumena, equipo con el que realicé también la serie de «Retratos Lumena” en mi estudio a principios de los años 90. En esta misma década, en el año 1993, con la primera fotocopiadora por inyección de tinta de gran formato, la Canon BJA1, creé la serie «La Negrona» mediante una única imagen de un recorte de periódico de una mujer negra, y con esta novísima máquina, generé múltiples variantes mediante la traslación en la pantalla.
La Negrona
Saltamos al final del siglo XX, cuando inicié los trabajos de arqueología industrial. El desarrollo industrial y su evolución requerían nuevos sistemas de producción, dada su obsolescencia y su ubicación casi en el centro de mi ciudad natal, Bilbao. Se iniciaba el desmantelamiento de la fábrica de pan, monopolio durante todo el siglo XX. El año 1998 se inició su destrucción, grabé todo el proceso fotográfica, videográfica y objetualmente para construir las instalaciones. Se estrenó esta exposición, comisariada por Menene Gras, en la Fundación Telefónica de Madrid en la sección oficial de PHotoEspaña en el año 2000. En ella presenté, entre otros muchos trabajos, la instalación denominada “Luminarias”, que consta de 24 lámparas negras originales de la fábrica, desde las que se proyectaban en el suelo fragmentos de las memorias del consejo de administración de la oligarquía vasca y, al fondo de la sala, en la pared frontal, una retroproyección con las fotocopias de los libros de familia de los trabajadores, dando presencia a los sin voz, la voz de los emigrantes que construyeron el desarrollo de la industria vasca.
Luminarias en Fundación Telefónica
Posteriormente, dos años después, de nuevo en Bilbao, continué con la central nuclear de Lemóniz, varada a orillas del Mar Cantábrico desde su construcción a finales de los años 80, y que nunca se puso en funcionamiento a pesar de que la construcción estaba concluida. Solo faltaba el uranio para la puesta en marcha, pero por las protestas de ecologistas y de los terroristas de ETA, aliados, y por los asesinatos de varios ingenieros, se paralizó y nunca llegó a funcionar. En el año 2000, comenzó el desmantelamiento y acudí a registrar el proceso durante dos años de las salas de mandos cubiertas de plásticos esperando la orden de funcionamiento y las inmensas naves llenas de objetos y materiales.
Cada mes viajaba a Bilbao a continuar registrando el lento proceso. Dio origen a mi primera exposición de esta serie, titulada «Nuclear Lemóniz, mecanismos de control», estrenada en el museo CAB de Burgos en el año 2004. De esta exposición salió una entrevista de una página entera en El País con una foto del reactor. Iberdrola, la empresa titular de la Central, me prohibió terminantemente el acceso a partir de esta noticia, pero para entonces ya había grabado casi toda la Central y recogido cientos de objetos y aparatos industriales -sin radiación puesto que, como he dicho, no llegó nunca a funcionar-. Mis proyectos son de muy larga duración, son años inmersa en cada uno de ellos.
Reactor Central Nuclear Lemóniz
Posteriormente, comencé mis proyectos poscoloniales, siendo las mujeres las auténticas protagonistas. El primero fue el trabajo sobre las mujeres emigrantes filipinas trabajando en Hong Kong, titulado «Ellas, Filipinas».
Los domingos, su único día libre, se reúnen en el centro de la ciudad y realizan actividades de convivencia. De nuevo registré un extenso proyecto con múltiples vídeos y fotografías con sus testimonios, primero en Hong Kong y al año siguiente en Filipinas entrevistando a sus familiares, uniendo emigración y arquitectura.
Ellas, Filipinas
Otro trabajo poscolonial lo realicé en el norte de África, en Zanzíbar, sobre las mujeres africanas cuya vestimenta contiene textos en su lengua, el swahili.
En mi exposición retrospectiva en el año 2015 en Tabacalera de Madrid, comisariada por Rocío de la Villa, se mostraron todos estos proyectos citados, integrándose mi obra en el aspecto ruinoso de este espacio como si se hubieran creado específicamente para estas salas.
El proyecto mas reciente lo comencé hace ya unos 10 años, un extenso trabajo ecologista que denomino «Transgénicos (Desviaciones)» sobre el deterioro sufrido en los frutos debido al cambio climático. Sigo rescatando frutos deformes y registrando el proceso de descomposición, como la vida misma, hasta su descomposición total.
¿Puedes hablarnos de algún próximo proyecto?
Repito, mi próximo trabajo es la organización de mi exposición retrospectiva en el Museo Reina Sofía de Madrid.
Y para terminar ¿cómo ves la situación del arte para las mujeres en los próximos meses?
Depende indudablemente de la comunidad en la que residan, por ejemplo, en Valencia con Vox al mando, se están tambaleando la estructuras ya logradas en los últimos años por el artífice Jose Luis Pérez Pont, expulsado de su gran labor recientemente.