CATACLISMO

BLUE JASMINE

blue-jasmine-imagen-10Fotograma de Blue Jasmine, 2013, de Woody Allen

 

BLUE JASMINE
Rocío de la Villa

La fascinación actual por la elegancia y el lujo, aún cuando los estragos de la especulación financiera están desvelando con crudeza su vaciedad, es el telón de fondo de la historia de Jasmine, la protagonista de la última película de Woody Allen, interpretada magistralmente por Cate Blanchett. Un filme amargo que comienza y termina con una mujer hablando sola en la ciudad.

Sin embargo, la belleza de la actriz y el charme de su papel sirven de percha para sustentar la pretendida empatía de quien a lo largo de la cinta va asistiendo mediante flashbacks a las razones que explican el estado de shock de la protagonista, que conoció a su engañoso príncipe azul mientras sonaba la canción Blue Moon, esa melodía que cuenta la historia de alguien que estaba rezando una oración para que llegara quien le cuidara. Es evidente que Allen pretende que la historia funcione a modo de fábula. ¿Acaso los sujetos en shock de los países antes ricos no preferiríamos dar marcha atrás como si nada hubiera pasado, a pesar de las mentiras y de los abusos sobre los que creció tanta riqueza? Así, entre las ya numerosas aproximaciones cinematográficas al fenómeno de la crisis producida por la especulación financiera, Woody Allen suma esta perspectiva psicológica en tono de tragicomedia y que se cierra con un golpe seco y duro al final.

Cuando vemos a la alcoholizada Jasmine con la ropa sudada y ajada es difícil no reconocer en ella a otra desviada, muy destacada en la historia de la ficción, la Blanche de Un tranvía llamado deseo, obra escrita por Tennessee Williams en 1947, llevada con gran éxito al cine por Elia Kazan en 1951 y ahora homenajeada por Allen. Como Blanche, Jasmine también ha tomado un nombre afrancesado y glamouroso, que denota su falsedad y la superficialidad banal de su personalidad. Ambas se refugian en casa de su hermana, huyendo de su pasado pero sin oportunidad para comenzar una nueva vida: de hecho, sus intentos para tapar su vida anterior, incluido el suicidio de sus maridos, fracasarán. Entonces, ambas se confrontan con un mundo de clase baja y emigrantes, donde el deseo sexual y las pequeñas satisfacciones de la camaradería masculina siguen siendo las luces y sombras en la vida de las mujeres reales que se conforman con que, al menos, sus parejas no les sean infieles ni les roben. También estas hermanas siguen refugiándose en la ilusión del amor romántico de Blue Moon.

Anterior al rock’n’roll, el baby boom y el women’s lib, la historia de Un tranvía llamado deseo reflejaba la sensibilidad de una sociedad todavía traumatizada después de la Segunda Guerra Mundial, tras la Gran Depresión del 29. Tennessee Williams apelaba a la sexualidad entonces tabú para censurar, a través de Blanche, un mundo que debía quedar atrás. Para popularizar esta idea, Kazan contó con la poderosa imagen de Marlon Brando.

un-tranvia-llamado-deseo-en-blu-ray-para-abril-lFotograma de Un tranvía llamado deseo, 1951, de Elia Kazan

Tras la crisis que estamos padeciendo a comienzos del siglo XXI, otra mujer perdida personifica el trauma. Sin embargo, el novio cachas y dócil de la hermana de Jasmine no anticipa para nada la insurrección sexual que hasta finales de los años setenta desbordó los derechos civiles y las libertades individuales. Cuando la elegancia y el lujo se afearon y perdieron todo sex appeal.

La reconstrucción de la historia de la blue Jasmine de Woody Allen, que enlazaría cronológicamente desde los años ochenta a hoy, presenta el ascenso de la admiración ante el dinero, la fascinación por los objetos de las “marcas carísimas” enumeradas por la protagonista y la rendición del gusto ante la imposición publicitaria. Sin embargo, para nuestra traumatizada  Jasmine, perfecta nueva homeless al final de la película, no ofrece alternativa alguna. Desahuciados y desechados, sin futuro, seguimos preguntándonos cómo ocurrió, según Allen, sin poder admitir todavía si tuvimos algo que ver, rezando para que llegue algún héroe que nos cuide, como en la canción. Al final de la película, se hace evidente que no llegará. Ojalá tampoco llegue en la vida real.

blue-jasmine finalFotograma de Blue Jasmine, 2013, de Woody Allen

 

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