DESDE LA MÍMESIS A LA FICCIÓN
María Álvarez
Existe una línea misteriosa entre lo real y lo imaginario que el arte y la literatura han cruzado frecuentemente en busca de nuevos territorios. Para algunos, solamente alcanza categoría de artístico aquello que reproduce fielmente su modelo. Para otros, la creatividad nace cuando la mente traspasa la frontera de lo palpable y se adentra en la fantasía. Durante siglos, la imitación más o menos exacta de la realidad ganó la batalla como ejemplo de un arte que “respetaba” la vida misma en sus manifestaciones creativas. Sin embargo, cierto día, alguna mente rebelde decidió cruzar al otro lado y transformar la realidad en un mundo ficticio donde ni siquiera lo verosímil resultaba necesario. Y comenzó el duelo aparentemente irreconciliable entre mímesis y ficción.
Curiosamente, en la actualidad siguen resultando interesantes las reflexiones sobre la articulación del lenguaje artístico en torno a estas dos ideas. Precisamente eso es lo que se propone la exposición Desde la mímesis a la ficción y viceversa: recorrer de la mano de seis artistas este camino de ida y vuelta donde nada tiene por qué ser lo que parece.
Lorena Amorós, Herencia de ciencia-ficción
No siempre resulta fácil. A menudo, como plantea Lorena Amorós (Alicante, 1974) en su instalación Herencia de ciencia ficción, el diálogo entre la mímesis y la ficción genera hostilidades derivadas de una mentalidad heredada que rechaza todo aquello que no encaja en los cánones establecidos. El resultado de ese combate entre figuración y des-figuración son, por una parte, seres deformes a medio camino entre lo irrisorio y lo escabroso que culminan su proceso en un desangelado escenario taxidermista: allí, la artista plantea la idea de desfigurar un cadáver y reconstruirlo después a su antojo para insuflarle nueva vida con otro nombre y otro rostro.
Más doloroso resulta el conflicto cuando atañe a la identidad del propio individuo. ¿Qué ocurriría si, de pronto, descubriéramos que ninguno somos quiénes creemos que somos? Esa respuesta es la que parecen buscar Anaisa Franco (Minas Gerais, 1981) y Paloma Pájaro (Madrid, 1977) en sus respectivas obras. Franco, con Devenir, presenta un original espejo interactivo donde cada espectador puede verse a sí mismo convertido en alguien del sexo opuesto, planteando que, quizás, la división entre lo masculino y lo femenino sea solo una construcción social. Por su parte, Pájaro especula con los límites de la identidad personal asignando a cuerpos humanos partes de animales que dotan al retrato de un primitivismo inquietante.
Sin embargo, el viaje de lo real a lo ficticio también puede tomarse como un juego, tal como prefieren Ruth Gómez (Valladolid, 1976) y Azucena Vieites (Hernani, 1967) en sus dibujos y collages. Ambas eligen escenas cotidianas para transformarlas en un mundo de fantasía, bien a través de la animación en el caso de Ruth, bien mediante una selección de iconos pertenecientes a la sociedad contemporánea. En ambos casos, lo real se confunde con lo ficticio creando un mundo alternativo donde las identidades se confunden y entremezclan.
Un ejercicio lúdico parece también la obra que presenta Marta Corada (Logroño, 1984). Una propuesta original y dinámica donde el espectador es testigo de imágenes creadas con fragmentos seleccionados de varias fotografías tomadas de la misma escena. La realidad, cambiante en sí misma, sugiere la necesidad de elegir, en cada disparo, un solo elemento que pasará a la composición final. Así, la realidad aparente no es más que una realidad ficticia.
Seis respuestas para una misma pregunta: ¿quién se atreve a definir los límites entre la realidad y la ficción en un mundo donde casi todo puede modificarse a gusto del consumidor?
Desde la mímesis a la ficción y viceversa, Galería Adora Calvo, C/ Arco 11, Salamanca. Del 1 de marzo al 12 de abril de 2014.
Comisaria: Araceli Corbo.