CATACLISMO

TXARO ARRAZOLA O CÓMO CONJURAR LOS DESASTRES DE LA CRISIS CONTEMPORÁNEA

TXARO ARRAZOLA_Tacloban 1Txaro Arrazola, Tacloban I, 2014

TXARO ARRAZOLA O CÓMO CONJURAR LOS DESASTRES DE LA CRISIS CONTEMPORÁNEA

María José Aranzasti

Txaro Arrazola (Vitoria, 1963), artista multidisciplinar, profesora en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao desde 2002, además de su gran interés por el trabajo colectivo, la educación y las prácticas artísticas sociopolíticas, lleva reivindicando desde múltiples perspectivas y, sobre todo, desde Plataforma A, posicionamientos de igualdad de las mujeres artistas en el sistema del arte de manera contundente y muy activa desde hace años.

Desde 2003 su trabajo artístico se ha centrado en el desmoronamiento del sistema económico, los cambios climatológicos con las consecuencias terribles de destrucciones por causa de tifones o huracanes que arrasan ciudades o regiones enteras del planeta, sobre todo en zonas donde la pobreza es endémica. En sus obras con temáticas de campos de refugiados, de enormes masas humanas expuestas al límite, Txaro Arrazola se posiciona para narrarnos de forma plástica lo que ocurre y de esta manera consigue construir un testimonio artístico de lo que sucede, bien a través de sus pinturas, como de sus vídeos o instalaciones.

Este mundo que se derrumba lo ha plasmado recientemente en su última serie: Cómo conjurar los desastres de la crisis contemporánea en la Galería Vanguardia de Bilbao (del 21 de junio al 31 de julio de 2014), en la que presentaba una serie de obras de gran formato, varias de ellas tituladas Tacloban.

expo vanguardiaVista de la exposición en Galería Vanguardia, Bilbao

“Tacloban es una metáfora sobre la ruina del modelo moderno”, como señala la propia artista. Es una obra deshecha, también desde su factura pictórica, que reflexiona sobre la responsabilidad y las consecuencias de la acción humana en un mundo que se derrumba. El título toma el nombre de la ciudad filipina de Tacloban, que en noviembre de 2013 fue arrasada por el tifón Haiyan, uno de los más fuertes de la historia de Filipinas, con vientos de hasta 315 km/h que no dejaron nada en pie”.

Desde hace mucho tiempo estamos inmersos en las postrimerías de la influencia romántica sobre la ruina y nuestra concepción contemporánea sobre ella viene subrayada por la representación que de ella hacen los artistas actuales.

Pues bien, Txaro Arrazola logra tomar conciencia y posicionamiento sobre estos acontecimientos, como este concreto de la devastación, como lo ha venido también haciendo en su series anteriores de Tinduf y otros muros (2014), Barrio Salam (2009), Target (2008) y Slums (2007), Disenso, devastación y otros paisajes contemporáneos (2006), Tierra Quemada (2004) o Campsite (2003), guiando al espectador a un itinerario por la marginación, la pobreza y la miseria, en definitiva, hacia el dolor, la soledad, el desamparo de los que no tienen nada o lo han perdido todo. Nos enfrentamos al caos.

OLYMPUS DIGITAL CAMERATxaro Arrazola, Polvorín

Y son precisamente estos paisajes del caos, Tacloban I, II, III o Tsunami hondakinak, Déchets, Refuge sans nom, Zabor hondakinak, Fence, los que profundizan sobre esta temática de los desastres, que siempre han tenido cabida en la historia del arte y con más intensidad desde el Romanticismo, siendo nuestra era actual, pasadas las dos guerras mundiales, envuelta Europa en una clara regresión a todos los niveles, con conflictos y guerras sangrientas y cruentas por doquier, en paralelo a otros marasmos y otras plagas devoradoras como epidemias, desarraigos, éxodos, imposiciones religiosas, etc. Y todo envuelto como un efecto dominó.

Todas estas pinturas han sido hasta hace poco casi monocromas, luego oscilando entre el negro, el blanco y el ocre, aunque ya en estas últimas pinturas se aprecian muchos toques de color que pertenecen a lo que fue una rueda de un coche, un trozo de mueble, una chapa roja, etc.

Las pinturas están realizadas con un pincel extensor, porque la artista toma cierta distancia, de ahí que el soporte sea la madera, para aguantar los embates fuertes y precisos que van componiendo a corta distancia unos paisajes abstractos que se vuelven figurativos con la lejanía, al alejarse el propio espectador también, convirtiéndose también en escenarios plenamente apocalípticos.

Estos escenarios apocalípticos hasta hace poco lejos de nuestra acomodaticia existencia europea han venido también a nosotros, en forma de derrumbamiento, no sólo de la economía y del mundo del trabajo, sino que afecta a todos los sectores de bienestar y libertad que hasta la fecha habíamos conocido, trastocando todos nuestros parámetros existenciales en todos nuestros ámbitos políticos, sociales, educativos, sanitarios, etc.

video okTxaro Arrazola, Siempre amanece

Pero de la oscuridad y de las tragedias también se sale. La artista presenta como contrapartida a estas pinturas un motivo de esperanza: Siempre amanece (2014), una proyección en loop en la que se ve un amanecer constante. Un efecto necesario de relajación para el espectador que se ve imbuido en un remanso de belleza y paz. Dentro de la línea de trabajo colectivo de Txaro Arrazola, buscando otros registros híbridos, se completó este vídeo con la performance de varios artistas: Dooroom Collective, Elena Aitzkoa, Miguel A. García y María Seco, que en sesiones de 9 minutos, lo que dura la pieza sonora, buscaban formar parte activa, comprometida y de reflexión sobre el tiempo presente. Performances, en definitiva, para trabajar a favor de la esperanza y la justicia que conducen a la paz social.

“El presente que tenemos depende en gran medida, señala con gran atino Txaro Arrazola, de la existencia de deseos o necesidades que aportan la fuerza imprescindible para pasar a la acción. Ir en busca de otro mundo es parte de nuestro compromiso con la vida, es lo que nos permite seguir adelante, nos aporta la mayor parte de motivación que empuja y sostiene todo lo que hacemos. Mi deseo es salir de este impasse e invitar a un diálogo artístico que nos haga trascender la sensación actual de no poder, para pasar a ver el mundo como un amplio abanico de potencialidades, actuaremos como lo que somos: personas mirando más allá de sí mismas cantando un solo verso, uni-verso”.

Finalmente, es conveniente para completar la visión de este tipo de paisajes, dentro de la temática de derrumbamiento y desmoronamiento de nuestro mundo contemporáneo, recomendar la lectura del número 50 de la Revista ExitDesastres. Sobre todo: «Fotografiando el fin del mundo» de Rosa Olivares, «La muerte llana» de Briat Dillon, «Chaitén bajo las cenizas» de Raúl Belinchón, «Tsunami Aftermath» de Andreas Seibert, «Casas rotas» de Laura Glusman, «Hashima, Ghost Island» de Guillaume Herbaut, «Las ruinas de Detroit» de Yves Marchand & Romain Meffre, «Lugares abandonados» de Jonás Bel, «Implosions & Nuages» de Mathieu Pernot, «Paysages de verre» de Eric Aupol, «Atomgrad (Nature Abhors a Vacuum)» de Jane & Louise Wilson, «Cuspindo a Barlovento» de Manuel Sendón, «Hyperreality China» de Zeng Han, «Spomenik» de Jan Kempenaers, «Infected Landscape & Fallen Empires» de Shai Kremer, «What remains: Deserted Spaces & Lost Memories» de Rania Matar y «100 Suns» de Michael Light.

 

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